
Una de las principales fuentes de negocio de los bancos, la que gira en torno a la concesión de crédito, está cambiando. Ni las hipotecas ni los préstamos están en los niveles anteriores a la crisis, ni la búsqueda de nuevos clientes aporta la suficiente rentabilidad como para compensar en sus resultados.
Hasta ahora, los bancos han conseguido elevar sus resultados durante la salida de la crisis, mostrando sólidas ganancias en el tercer trimestre del año, pero ha sido gracias a los ingresos procedentes del trading de bonos, un elemento "muy volátil" para el balance, según recoge The Wall Street Journal.
Y es que los ingresos que procedían de los grandes préstamos han caído de forma pronunciada. Hasta octubre, la concesión de créditos por valor de más de un millón de euros se redujo un 21% interanual, en parte por las crecientes facilidades que están encontrando las grandes empresas para colocar deuda corporativa en el mercado. Esto provoca que las compañías españolas obtengan financiación, pero merma a los bancos de una parte de su negocio.
El descenso se ha venido registrando también en el crédito privado. Cada uno de los cinco grandes bancos españoles ha registrado una caída en el volumen de préstamos comercializados en los últimos doce meses hasta septiembre.
Según los datos recopilados por WSJ, Banco Santander registró un descenso del 5,1% entre septiembre de 2013 y el mismo mes de este año. Y ni los directivos de la entidad que preside Ana Patricia Botín ni los que están al frente de otros bancos prevén que esta tendencia vaya a remontar al menos hasta finales del próximo año.
Tampoco funcionan como antes las hipotecas, uno de los grandes trozos del pastel del crédito de la banca española. En conjunto, el sector firmó 19.323 préstamos para la compra de una vivienda en el mes de septiembre, una cifra que contrasta con el récord de 129.128 hipotecas que se comercializaron en septiembre de 2005, punto álgido del boom del ladrillo. De hecho, se siguen cancelando más hipotecas que firmando nuevas.
Oportunidad y riesgo
Como consecuencia, las entidades están intentando captar nuevos clientes en el ámbito de las pequeñas y medianas empresas, rebajando los intereses de los créditos que les ofrecen y mejorando de forma general las ofertas.
El presidente de Plásticos Dúrex, César Pontvianne, asegura que está viendo préstamos a dos por importe de unos 500.000 euros con intereses cayendo en torno a dos puntos porcentuales con respecto a hace solo un año. "Los bancos están deseando prestar dinero en condiciones que no habíamos visto en los últimos seis o siete años", explica otro empresario al periódico estadounidense.
Pero esta carrera por captar pequeñas y medianas empresas no aporta márgenes tan jugosos como los créditos a las grandes empresas y puede ser contraproducente, ya que podría generar crédito de mala calidad. Según advierten analistas y expertos del sector, "la experiencia muestra que cuando hay rivalidad, en este caso por conceder todo el crédito posible y lo antes posible, los bancos tienden a relajar sus análisis de riesgo", apunta Juan José Toribio, pofesor en el IESE.
Este esfuerzo de las entidades por conquistar a la pequeña y mediana empresa está dando algún fruto. El volumen de créditos concedidos por importe inferior a 1 millón de euros, que sirve como indicador del endeudamiento de las empresas de menor tamaño, creció el 8,2% interanual hasta octubre, de acuerdo con los datos del Banco de España.
Las pymes son clientes potenciales con los que la banca puede ampliar una tradicional fuente de negocio, pero a la vez son clientes de riesgo, al carecer de músculo financiero suficiente para hacer frente a posibles pérdidas.