
La paciencia puede ser una virtud. Eso ha debido pensar el grupo turístico Globalia, que logra aumentar un 30 por ciento su valoración tras el retraso de un año en su salida a bolsa. La totalidad de la compañía presidida por Juan José Hidalgo valdría ahora 1.331 millones, frente a la valoración de 1.026 millones que tenía en noviembre de 2013, coincidiendo con el primer anuncio de intenciones en firme del grupo de iniciar los trámites para dar el salto a los mercados, aprovechando su vuelta a la rentabilidad.
Esta valoración de Globalia es la resultante de aplicar el beneficio bruto de explotación (EBITDA) provisional de 175 millones que obtuvo en su último ejercicio fiscal, cerrado el pasado 31 de octubre, al multiplicador de beneficios al que cotizan sus comparables más directas del sector turístico, teniendo en cuenta que la mitad del negocio del gigante español procede de su aerolínea Air Europa y la otra mitad del área hotelera y de viajes, por lo que se realiza una media de los multiplicadores de ambos sectores.
En estos momentos, las diez aerolíneas y las diez hoteleras (y otras compañías del sector) de mayor capitalización bursátil cotizan de media a 7,6 veces su ebitda, con una media de 5,17 veces para las primeras y de 10 veces en el caso del resto de las empresas homólogas. El año pasado, estas mismas compañías aéreas cotizaban un 50 por ciento más baratas que las hoteleras, al presentar un multiplicador de beneficios brutos de 4,63 veces, frente a las 9,44 veces de las cadenas.
Mejora de las hoteleras
En esta ocasión, son cinco los establecimientos que cotizan con un multiplicador de doble dígito. Se trata, al igual que ocurrió el año pasado, de Marriott , Hyatt, Starwood y Genting Malaysia, a los que se ha unido en este ejercicio también InterContinental.
En el caso de la primera cadena, su capitalización bursátil es catorce veces superior al ebitda previsto para el presente ejercicio. Y es que tras apuntarse en lo que va de año una subida bursátil cercana al 70 por ciento, su tamaño en bolsa supera los 17.000 millones de euros y los expertos prevén que su ebitda se sitúe en los 1.220 millones de euros.
En el caso de InterContinental, su tamaño en bolsa es 12 veces superior al beneficio bruto previsto, mientras que Starwood y Hyatt cotizan a un multiplicador de unas 11 veces y Genting Malaysia lo hace a casi 10,5 veces su ebitda.
El paso del tiempo juega a favor de Globalia. Aparte de incrementar más de un 20 por ciento su ebitda con respecto a 2013, el grupo capitaneado por Hidalgo ha cerrado el año con todas sus divisiones en positivo. Su beneficio antes de impuestos fue de unos 50 millones de euros (datos provisionales) y sus ventas agregadas crecieron un 6 por ciento, hasta los 3.800 millones de euros -1.800 millones corresponden a Air Europa-.
Ordenar el accionariado
No se sabe a ciencia cierta el porqué del retraso en la salida a bolsa. Además del bajón de salud de Hidalgo en los últimos meses, hay dos teorías que se manejan en el sector. La primera es que Globalia no está de acuerdo con la valoración que le da N+1 (un dato que nunca se ha hecho público) y prefiere esperar hasta alcanzar el valor ideal que le proporcione los mayores ingresos posibles.
La segunda es que Juan José Hidalgo tiene que arreglar la casa antes de estrenarse en el parqué, un proceso que se convertiría en irreversible. De hecho, el empresario salmantino se ha dedicado a aclarar el accionariado del grupo antes de ponerse en la rampa de salida y ha estado intentando durante meses, sin aparente éxito, lograr socios de referencia que formaran un núcleo duro antes de estrenarse en el parqué.
Primero, aceptó la entrada de Abel Matutes en el corazón de Globalia tras adquirir el 5% que vendió su hijo Javier Hidalgo. Después, ha estado intentando colocar la participación de varios bancos, de su mujer y de sus dos hijas en la compañía.
Así, en diciembre del pasado ejercicio, Hidalgo aseguraba que tenía el mandato de venta de las acciones de Banco Popular (9,9%), Unicaja (7%) y de su esposa, Avelina Rodríguez (con el 5%). En total, un 22%, que negociaba vender a varios candidatos. Aunque nunca se supo el nombre de éstos, el dueño de Air Europa aseguraba que eran de procedencia china, rusa, europea y norteamericana.
La participación del resto de la familia se reparte entre su hermano, que controla el 9,1%, y sus hijas María José y Cristina, cada una dueña del 5%. Un porcentaje del que también se podrían desprender en la salida a bolsa.