
BES
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La familia Espírito Santo, principal accionista del banco que lleva su nombre, se enfrenta a una difícil tesitura. Si el holding donde aloja sus posesiones solicita protección de acreedores para reordenar la apurada posición de deuda, del emporio se expone a perder su participación en el Banco Espírito Santo (BES).
La saga familiar conserva un 20,1% del BES en propiedad, tras la colocación acelerada el pasado lunes del 4,99% puesto en garantía de un préstamo concedido por Nomura. No puede desprenderse de ella para socorrer apuros de filiales porque constituyen el aval de una emisión de bonos convertibles en acciones del BES emitidos en noviembre de 2013. Pero, precisamente por su función de colateral, la participación podría ser utilizada para pagar a los bonistas si el accionista mayoritario solicita la administración controlada, alertaba ayer el luso Diario de Noticias.
El imperio en manos de la influyente familia portuguesa integra filiales y participaciones en empresas del sector energético, agroalimentario, hoteleras, hospitales, inmobiliarias, la cuota accionarial del BES, aseguradoras, etc, bajo un complejo entramado empresarial. La cabecera del holding es Espírito Santo International (ESI), de la que cuelga Rioforte, entre cuyas participaciones figura el 49,3% del Espírito Santo Financial Group (ESFG), que es a su vez el grupo especializado en mantener las inversiones financieras entre las que figura la propiedad en el BES.
Las alertas sobre su continuidad en el capital del banco saltan porque Rioforte se prepara para activar un proceso parecido al concurso de acreedores, indicó ayer una fuente familiarizada con la decisión citada por la agencia Reuters.
Se desploma el 49% en bolsa
La solicitud se haría en Luxemburgo, donde radica su sede, con la finalidad de prevenir al grupo una insolvencia y ganar tiempo para reestructurar la abultada deuda. Los apuros de Rioforte proceden de su problema de liquidez para abonar a Portugal Telecom 847 millones de los 897 millones que suscribió en deuda corporativa. Según varios medios lusos, dicho tramo vencía ayer, forzando a Rioforte a negociar contrarreloj con Portugal Telecom fórmulas para aplazar el abono.
Esta nueva incertidumbre hundió al BES un 14,61% en bolsa en una jornada en la que llegó a perder el 20,22%. Cayó a plomo afectado por la venta acelerada del 4,99% ordenada por la familia Espírito Santo, en el marco de las obligaciones contraídas en un préstamo de 165 millones otorgado por Nomura. Se colocó a 0,34 euros, con un fuerte descuento frente a los 0,48 euros que cotizaba en la víspera y aún así, ayer logró corregir parte del ajuste y cerrar en 0,38 euros. Se desconoce la identidad del comprador o compradores de la participación, que Nomura no llegó a tener en ningún momento en su poder, refirieron fuentes del mercado.
Pero no es la única losa. Otro foco de riesgo que pesó son las especulaciones sobre la potencial pérdida en el BES de unos 3.000 millones en apoyo de liquidez concedidos a BES Angola, cifra superior a la reconocida por el grupo.
La tormenta financiera en torno al Grupo Espírito Santo se ha agravado por el temor sobre su capacidad para pagar la deuda corporativa emitida por empresas del holding, y está infligiendo un severo castigo a su banco participado.
El BES cotiza en mínimos históricos, ayer negoció 160 millones de títulos, frente a los 30 millones de contratados de promedio en los últimos meses. Y, en apenas siete días, ha visto esfumarse el 49,33% de su capitalización.
La fuerte sacudida llevó, incluso, a decidir su suspensión de negociación el jueves pasado. El nuevo primer ejecutivo del banco se comprometió a intentar frenar el desplome. "Mi prioridad en el BES es recuperar la confianza de los mercados, redoblar nuestros esfuerzos para acercarnos más a nuestros equipos, clientes, inversores y reguladores, poniendo fin a la especulación y allanando el camino para un nuevo capítulo en el banco", refirió Víctor Bento en un comunicado a su plantilla.
El nuevo ejecutivo garantizó que el banco está capitalizado y puede encarar los desafíos que se presenten. El mismo mensaje para calmar ánimos y disipar recelos sobre la salud del BES, que lanzó recientemente el Banco de Portugal y el mismo primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho.