
Del cielo al infierno en apenas seis meses... y todo por culpa del vuelco que han dado los mercados inmobiliario y crediticio. Es el triste epílogo de la historia reciente de Tremón, la inmobiliaria madrileña que salió del anonimato a finales del año pasado, cuando anunció su salida a bolsa para mediados de diciembre. Una operación que nunca vio la luz y dejó en la estacada la capacidad de crecimiento del grupo, que se ha visto obligado a poner a la venta su cadena hotelera TR Hoteles.
La misma compañía insinuaba esta posibilidad en su folleto de salida a bolsa: "Tremón necesita importantes recursos financieros para seguir creciendo y desarrollando su negocio. Su capacidad para obtener financiación depende de una serie de factores. Si Tremón no consiguiera financiación adicional o solamente la consiguiera en términos desfavorables se podría lastrar la capacidad de crecimiento de su negocio".
Y esa negra posibilidad se ha cumplido. El grupo no se estrenó en el parqué y, como a todo el sector, le está costando mucho conseguir recursos para continuar con su actividad. ¿Solución? Vender activos para reducir su abultado endeudamiento que, en julio de 2007, última fecha con cifras oficiales, se cifraba en 1.195 millones de euros, cinco veces su patrimonio.
Su pilar: la promoción
Pero el problema de Tremón es que el 48,7% de sus activos está ligado al congelado negocio del suelo, y otro 22,8% se ciñe a promociones de edificaciones. Es decir, apenas un 28,4% de su actividad es patrimonialista, la única pata del negocio inmobiliario saneada y que puede despertar el interés de algún comprador.
Según la valoración que hicieron las consultoras Knight Frank y Savills del patrimonio de Tremón, sus activos en renta, repartido entre hoteles, centros comerciales, naves industriales, aparcamientos y oficinas, tienen un valor de mercado de 546,18 millones. Pero el 66% de esta cantidad corresponde a la cadena hotelera, valorada en 360,21 millones de euros. Es decir, que la joya de la corona del grupo, el activo que más fácilmente se puede vender para capear la crisis, es TR Hoteles. Y la compañía ya se ha puesto manos a la obra.
"Un intermediario me ha ofrecido los hoteles de Tremón", reconocía un empresario del sector inmobiliario a elEconomista. La noticia, confirmada por varias fuentes, indica que el grupo presidido por Hilario Rodríguez ha puesto en marcha la maquinaria para conseguir nuevos recursos para financiarse.
Consultado por este periódico, un portavoz oficial de Tremón declinó hacer declaraciones. Según el folleto de la salida a bolsa del grupo, la cadena hotelera de Tremón cuenta con 14 hoteles con un perfil urbano y también vacacional, situados en Andalucía, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y los dos archipiélagos.
De esa lista hay que descontar tres hoteles, ya que la sociedad los vendió el año pasado, pero se quedó con su gestión. Entre 2004 y 2006, el grupo hizo su mayor esfuerzo inversor con la cadena hotelera. Un movimiento planteado de cara a la salida a bolsa. La estrategia era comprar hoteles en situaciones deficitarias o poco rentables, los transformaba para generar plusvalías en un periodo de uno o dos años.
El siguiente paso era vender los hoteles, pero su gestión la quería mantener. Un plan perfecto para potenciar el negocio de patrimonio y compensar la caída del ciclo del negocio residencial. Lo que ocurre es que la deuda empieza a pesar demasiado cuando las ventas de casas son casi nulas y suponen la principal fuente de ingresos.
Además, las amortizaciones de los créditos empiezan a amenazar la salud financiera de la sociedad. Una situación que ha llevado a la compañía a realizar un plan de desinversión de activos para cumplir sus compromisos financieros, como el resto de sus colegas. Y esta vez el pato lo pagará la cadena hotelera TR Hoteles, una víctima que podría interesar a firmas de capital riesgo, que están a la caza y captura de la gestión de establecimientos hoteleros.