Conciertos, festivales, emisiones de radio en directo, documentales... Más de 2.000 actividades se desarrollan cada año en La Casa Encendida, uno de los epicentros culturales de Madrid que ahora ve peligrar su futuro. Su financiación es una incógnita, al igual que la de la mayor parte de los proyectos de obra social de las cajas de toda España.
Hace diez años, Caja Madrid alumbró esta iniciativa con la intención de tener una sede física en la capital en la que albergar sus iniciativas de Medio Ambiente, Solidaridad, Educación y Cultura. Con una partida anual que en los últimos años ha rondado los 8 millones de euros, el centro ha organizado todo tipo de eventos, dando cobertura a múltiples disciplinas culturales y educativas.
Pero con la crisis financiera llegaron las reformas y los ajustes al sector bancario. "Llevamos dos años de recortes", explica el coordinador de comunicación de La Casa Encendida, David Calzado. Aunque han intentado que este año el impacto sea mínimo "por el aniversario", los fondos han encogido entre el 5% y el 10%. Y esto se suma a la reducción registrada entre 2010 y 2011, que ha sido del 30%.
Ahora, con la entrada del Estado en BFA, el futuro de la obra social de las cajas fundadoras es aún más incierto. La semana pasada se formalizó la intervención del banco. Esta operación, además de una inyección de 19.000 millones de euros, implica la desaparición de las siete cajas que la formaron -entre las que se encuentra Caja Madrid-, que dejan de tener participación en el grupo.
La financiación, un misterio
El siguiente paso es que éstas se conviertan en fundaciones y reestructuren sus negocios, lo que afectará inevitablemente a la obra social. Con la anterior estructura, las cajas, que permanecerían como accionistas de BFA, recibirían dividendos de la matriz que a su vez destinarían a este apartado. Pero al no tener BFA ni beneficios ni dividendos, no habrá dinero.
A día de hoy, el principal misterio es de dónde saldrá la financiación para mantener los proyectos puestos en marcha. "Si no recibimos ningún tipo de ayudas, difícilmente podremos mantener la misma actividad que este año", añade Calzado.
Desde el sector defienden que harán todo lo posible por mantener su compromiso con la ciudadanía, pero también han avisado de que el presupuesto se va a ver "muy reducido", en consonancia con los beneficios y los dividendos.
El actual consejero delegado de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, garantizó tras asumir su cargo que no dejaría de lado la que está considerada como "el alma" de las cajas, pero desde La Casa Encendida se muestran cautos y matizan que no cuentan todavía con ninguna garantía por escrito.
Un concierto en la terraza de La Casa Encendida. Foto: Web de La casa Encendida
Sobrevivir con las "reservas"
En Caja Madrid también desconocen de dónde procederá la financiación el próximo ejercicio y apuntan a que la obra social "tendrá que tirar de los fondos que ha venido guardando". En función de las reservas acumuladas, la supervivencia de la obra social está "garantizada durante unos años", aseguran fuentes de la caja a elEconomista.es.
Así las cosas, el dinero con el que contará La Casa Encendida en 2013 es todavía una incógnita, por lo que han optado por "ahorrar todo lo posible para tener un colchón" con la intención de que el público no se vea afectado por los ajustes.
Para este año, en su décimo aniversario, prevén lograr la misma afluencia que en 2011, en torno a las 800.000 personas. "El recorte no fue pequeño, pero hicimos récord de visitantes", apunta el coordinador de comunicación del centro social. Por ahora, han intentado trasladar la mayor parte de la reducción de presupuesto al ámbito interno, además de dejar constancia de que "hay otras vías de financiación".
Pero dependiendo de la magnitud de los recortes, parece inevitable que acabe por repercutir sobre los servicios que ofrece. Y es que, como recuerdan desde Caja Madrid, la parte asistencial es la prioritaria y absorbe el 70% de la partida de obra social, mientras que la cultura se queda con el 30% restante.
Novagalicia corta el grifo
Esto ya se está empezando a notar en Galicia, donde los promotores están viviendo en sus propias carnes la retirada de Novagalicia, principal mecenas de eventos culturales en toda la comunidad autónoma. La criba se ha sentido especialmente en los eventos musicales, donde el banco gallego surgido de la unión de Caixa Galicia y Caixanova prácticamente "ha cerrado el grifo".
Según explica Iago Feijóo, productor musical gallego, en los últimos cuatro años los fondos destinados a organizar este tipo de actividades se han reducido a su mínima expresión y ahora se limita a permitir ceder sus recintos. "Al principio, compraban los conciertos. Luego pasaron a sufragar los costes: ponían dinero para los equipos, el personal, hacían patrocinios... ahora ya ni eso", asegura.
Se trata de una situación generalizada para la mayor parte de promotoras musicales de Galicia ya que, a grandes rasgos, la actividad cultural promocionada por Novagalicia prácticamente se limita ahora al teatro y exposiciones. "Este año no hemos hecho nada con ellos y por ahora tampoco hay nada en la agenda del segundo semestre", añade Feijóo.
"Es muy complicado trabajar con sus recintos por el aforo, si pones la entrada al precio real para cubrir costes te pegas una buena torta en taquilla", concluye.
Desde que empezó la crisis, la inversión de las entidades en obra social se ha reducido a la mitad, y solo en 2011 el descenso fue del 33%. Recientemente, el banco gallego, que también está controlado por el Estado, acordó destinar 180 millones de euros a obra social en los próximos cinco años. Por su parte, Caja Madrid calcula que este año el presupuesto será de unos 70 millones de euros, frente a los 100 millones que dotó a esta partida el año pasado.