
Fairchild Semiconductor no es tan popular como Apple o Google, pero la firma, que cumple esta semana medio siglo, revolucionó el sector tecnológico estadounidense y es considerada el germen de Silicon Valley.
En una época en la que era habitual permanecer toda la vida en el mismo empleo, ocho jóvenes con talento decidieron abandonar la empresa en la que habían comenzado un año antes, Shockley Semiconductor, para perseguir el sueño de montar su propio negocio.
Aparte de la Universidad de Standford y de algunas firmas como Hewlett-Packard -creada, por cierto, en un garaje- la zona no era más que un valle rico en ciruelas y pocos podían anticipar que algún día sería uno de los principales centros tecnológicos del mundo.
La primera en cortejar al capital riesgo
Fairchild Semiconductor fue además la primera compañía en recurrir a firmas de capital-riesgo para su financiación, un concepto desconocido entonces pero que ha permitido el despegue de casi todos los gigantes tecnológicos de EEUU.
Los ocho jóvenes -Julius Blank, Victor Grinich, Jean Hoerni, Eugene Kleiner, Jay Last, Robert Noyce, Sheldon Roberts y Gordon Moore- recibieron 1,38 millones de dólares de un banco neoyorquino.
Cuenta la leyenda que cada uno de los presentes estampó su firma en un billete de un dólar y que ese fue el único contrato entre los fundadores de Fairchild y los banqueros.
El 'Google' de la época
En poco tiempo, Fairchild Semiconductors se convirtió en algo así como el Google de la época y algunas de sus innovaciones en el diseño de chips informáticos aún figuran entre las más importantes de la historia del sector.
"Inventábamos algo nuevo cada día", recordó Jay Last, uno de los fundadores, en declaraciones al diario estadounidense San José Mercury News.
A mediados de los 60, Fairchild Semiconductors controlaba un tercio del mercado de los circuitos integrados, según el Museo de Historia de la Computadora en Silicon Valley.
En aquella época, Gordon Moore, otro de los fundadores y padre también del grupo Intel, formuló su famosa teoría según la cual el número de transistores de una computadora se dobla más o menos cada dos años.
La ley se ha venido cumpliendo rigurosamente hasta ahora, pero el propio Moore la derogó hace poco y dijo que dejará de tener validez dentro de 10 o 15 años.
Pioneros en la cultura empresarial abierta
Fairchild Semiconductors fue también pionera en la creación de esa cultura empresarial relajada y abierta frecuente hoy en el sector tecnológico.
Como es habitual hoy en muchas firmas de Internet -Google, por ejemplo, permite a sus trabajadores dedicar un 10 por ciento de su tiempo a proyectos propios- Fairchield daba libertad a sus empleados para desarrollar sus propias ideas.
Muchas de esas ideas acabaron traduciéndose en empleados que abandonaron la empresa y crearon compañías propias como Intel, AMD o LSI.
Adiós a los talentos
Algunos antiguos trabajadores critican que Fairchild no supo retener a sus mejores cerebros y, por ejemplo, nunca emitió opciones sobre acciones para sus primeros empleados.
La firma fue vendida a Schlumberger en 1979 y después a National Semiconductor en 1987, antes de separarse y salir a bolsa en 1999.
Su herencia sigue presente en Silicon Valley, donde su legado ha pasado de una generación a otra de gigantes del sector.
Robert Noyce, uno de los padres de Fairchild, fue, por ejemplo, mentor de Steve Jobs, fundador de Apple, que a su vez se convertiría luego en mentor de Larry Page y Sergey Brin, fundadores del buscador Google.