
¡Cómo han cambiado las tornas en tan poco tiempo! Hace apenas medio año, se hablaba en los mentideros de la bolsa de que Vueling podía ser el futuro dueño de Clickair si Texas Pacific y British Airways compraban Iberia. Ahora, el crecimiento, la fortaleza del accionariado y las previsiones de la aerolínea están en entredicho y la han hecho desplomarse en bolsa perdiendo un 66,33 por ciento en lo que va de 2007.
¿Qué ha podido sucederle para llegar hasta esta situación? He aquí las claves de su aterrizaje forzoso y de cómo Vueling puede evolucionar en el futuro.
El reparto original del accionariado es muy arriesgado para un grupo que se estrena en bolsa.
Aunque es cierto que es muy fácil hablar a posteriori, si que es verdad que Vueling estaba avisada. La presencia en su capital de socios como el fondo de capital riesgo Apax siempre son un contratiempo para una compañía que aterriza en el parqué. Nadie sabe lo que pasaría si Apax hubiera continuado en la compañía pero lo cierto es que se marchó tras cumplir sus 180 días de compromiso de permanencia en Vueling y, a partir de ese momento, el valor se ha ido desinflando paulatinamente en bolsa.
El negocio del bajo coste ha experimentado en España un 'boom' en el último año.
Todo el mundo sabía que tarde o temprano los grandes gigantes del bajo coste aterrizarían en España pero lo que no tenían tan claro los expertos es cómo y cuándo iba a afectar al mercado. Y ni los más optimistas podrían haber vaticinado la gran presencia que ya tienen easyJet y Ryanair. Vueling se ha encontrado con sus enemigos naturales antes de tiempo y, tras su salida a bolsa, no le ha dado tiempo a fortalecer su posición.
Clickair ha sido un enemigo inesperado que le ha atacado en el corazón de su negocio.
Pero si easyJet y Ryanair eran dos enemigos esperados en el mercado español, Clickair se ha convertido en la gran sorpresa. Vueling estaba preparada para competir con Iberia en los vuelos de corto radio desde Barcelona y su estructura de costes y precios era mucho más competitiva que la compañía aérea presidida por Fernando Conte. Pero en un tiempo récord apareció Clickair en octubre del año pasado y, aunque Vueling le ha arañado parte de la cuota de mercado que heredó de las líneas que abandonó Iberia, es insuficiente para que le salgan las cuentas. Además, Clickair también está apostando por nuevas rutas en las que compite de tú a tú con Vueling desde El Prat, algo que tampoco estaba escrito en el guión inicial del plan de negocio de la aerolínea.
El combustible cada vez está más caro y el barril ya supera la barrera de los 80 dólares.
Aunque es una variable negativa con la que todas las aerolíneas conviven, la evolución del precio del barril de brent tampoco está echando una mano a la estructura de costes de la compañía. Vueling tiene fijadas unas coberturas de riesgo que le cubren para este año siempre que el precio medio del petróleo no supere los 66 dólares. El problema es que cuando todavía quedan tres meses para finalizar el ejercicio, la media del precio del barril de brent está por encima de los 65 dólares. Vueling tiene calculado que por cada dólar que sobrepase su cobertura de riesgo, la aerolínea tendrá un millón de euros menos de beneficio. Otro posible lastre para las cuentas de la compañía.
Las malas previsiones de la aerolínea dejan en el aire su plan de ampliación de flota.
Vueling tenía sobre el papel una ambiciosa ampliación de flota que tendrá que esperar. El pasado verano la compañía esperaba anunciar un pedido por el que estaban negociando con Boeing y Airbus y que hubiera supuesto una inversión de 900 millones de euros. Ahora el proyecto se ha quedado en el cajón y corta las alas a la aerolínea para acelerar la apertura de nuevas rutas. No hay que olvidar que el pasado mes de mayo Vueling abrió una tercera base de operaciones en París y que que debe ser un lugar estratégico para su crecimiento en el mercado europeo.
Tras el 'profit warning' anunciado no alcanzará la rentabilidad que tenía prevista.
Las previsiones económicas de la compañía siempre han sido muy agresivas. Según declaró el consejero delegado del grupo, Carlos Muñoz, a elEconomista en una entrevista del mes de abril, para este año se esperaba que el beneficio bruto de explotación alcanzara el 22 por ciento y el año que viene el 24 por ciento. Unas expectativas demasiado optimistas ya que tras el profit warning (previsión a la baja de resultados) del pasado mes de agosto, Vueling cerrará el año con un beneficio de explotación antes de alquiler de flota y amortizaciones de entre 23 y 43 millones de euros, muy por debajo de los 95 millones de euros previstos. Esta cifra se encuentra todavía muy lejos de los niveles de Ryanair, la aerolínea más rentable del mundo con un margen del 32 por ciento.
La marcha de directivos no ayuda a dar una imagen de consistencia a la aerolínea española.
Aunque la dirección de Vueling ha querido vender la llegada de la nueva presidenta, Bárbara Cassani, como un acierto en la gestión, la marcha del antiguo número uno, José Miguel Abada, y de varios ejecutivos relacionados con el grupo Planeta auguran nuevos cambios en la estructura de la compañía. La familia Lara, a través de Inversiones, Hemisferio controla el 15,8 por ciento del capital y desde septiembre puede vender su participación si quiere. Si a esto se suma que Lara ha mostrado su interés por el proceso de venta de Iberia el panorama está lleno de incertidumbres.
El pequeño accionista de Vueling tampoco puede confiar en el incentivo de la retribución.
Si la aerolínea española no preveía dar dividendo a los accionistas en sus primeros dos años en bolsa cuando todas las previsiones iban bien, en el actual escenario el pequeño inversor que ha confiado en la compañía no debe esperar buenas noticias.