
Que a principios de este mes Microsoft pidiese un crédito de 2.250 millones de dólares cogió a muchos por sorpresa: la compañía tecnológica acumula unos 40.000 millones dólares. Sin embargo, si se tienen en cuenta factores como los bajos tipos de interés o los impuestos estadounidenses, no parece un movimiento tan descabellado.
Este último punto, de hecho, es un tema candente en Washington. Las autoridades se preguntan cómo puede ser que, con más de 2 billones de dólares acumulados en las arcas de las empresas estadounidenses, no se aprecien mejoras más significativas en el mercado laboral, por ejemplo.
Un peaje demasiado caro
Pero saben la respuesta: gran parte de ese dinero se encuentra fuera de las fronteras de EEUU y a las firmas les sale tan caro repatriarlo que prefieren dejarlo donde está.
Según explica el rotativo estadounidense The Wall Street Journal, el Fisco estadounidense (IRS, por sus siglas en inglés) grava las ganancias generadas por los negocios en otros países con unos tributos de hasta el 35%. Así que, como además las compañías obtienen un crédito por cualquier impuesto pagado a los gobiernos extranjeros, acaban optando por no moverlo del lugar de origen y aplazar indefinidamente sus compromisos con Hacienda.
La situación que se genera es la descrita en un inicio: una compañía puede tener muchísimo efectivo fuera de EEUU, pero no lo pueden usar en su país y acaban apalancándose o, directamente, posponen su crecimiento orgánico, sus inversiones...
Tema a debate
La cuestión ya se está debatiendo en el Congreso y en la Casa Blanca. Las autoridades se plantean la conveniencia de eliminar el peaje a los beneficios offshore para aquellas empresas que ya hayan cumplido sus deberes fiscales con los gobiernos de los estados donde se localicen sus subsidiarias.
Y es que la cifra no es para menos. De acuerdo con los cálculos del analista de Credit Suisse, David Zion, las empresas que componen el S&P 500 guardan en conjunto "más de 1 billón de dólares" fuera de las fronteras estadounidenses para no pagar el impuesto correspondiente.
"Tendríamos más capacidad de invertir aquí si no tuviéramos que pagar un 'impuesto de peaje' para traer a casa el efectivo. La actual política impositiva crea una ligera predisposición hacia adquirir tecnología o activos fuera de Estados Unidos", explican desde Waters, una compañía que el pasado año pidió un préstamo de 200 millones de dólares, a pesar de contar con unos 1.400 millones de dólares estancados en sus filiales extranjeras.