Repsol se encuentra en el ecuador de su plan estratégico con una situación brillante. La alianza con Sinopec para crear un gigante brasileño por más de 17.000 millones ha dado más que un balón de oxígeno a la petrolera. Analistas e inversores aplaudieron en su momento esta alianza y ahora incluso, por primera vez en una década, está cerca una revisión al alza de su rating.
Y es que los dos últimos años de Repsol han sido un periplo por el éxito, dejando atrás años de sequía en reservas y el varapalo en algunos países de Latinoamérica con la amenaza en ciernes de posibles nacionalizaciones auspiciadas desde Bolivia y Venezuela.
Esta evolución ha sido valorada de forma muy positiva por Standard & Poor's, que en su último informe sobre petroleras no descarta "la posibilidad de que la alianza con Sinopec contribuya a una futura presión al alza sobre el rating de la compañía o a una revisión con perspectiva positiva". Esta agencia, por el momento, mantiene la calificación de la compañía en 'BBB' (nota media dentro de la calidad aceptable, pero a sólo dos peldaños del bono basura o grado de no inversión.
Alianza con plusvalías
Una de las claves de la operación de Sinopec es que el grupo chino suscribirá íntegramente una ampliación de capital de Repsol Brasil por 5.450 millones de euros. Gracias a esta maniobra, la petrolera reducirá, al menos temporalmente, su deuda a niveles insignificantes. Su beneficio bruto de explotación será un 56% superior a su deuda.
La razón es que la alianza con el gigante chino supone una plusvalía neta para Repsol de 2.860 millones de euros, cantidad que, junto a otras desinversiones, como la de la refinería brasileña Refap y la venta parcial de YPF, permitirá a la petrolera fortalecer su balance. Con esta nueva situación, Repsol puede abordar nuevos proyectos y conseguir inversiones con mucho menor coste si finalmente se materializa una subida del rating.
También podrá consolidar la senda de crecimiento de la retribución al accionista, retomada ya el pasado año. Con cargo a 2010, el grupo abonará 1,05 euros por título, un 23% más que en 2009, cuando cayó un 19 % por el desplome del beneficio y abrió la brecha con su primer accionista, Sacyr.
Recomendación de compra
La evolución del dividendo es el principal atractivo de los inversores. De hecho, cuando se vio esta tendencia hace unos meses Repsol se convirtió en el único peso pesado del Ibex que aconsejaba comprar la media de analistas, situación que ahora comparte con Telefónica.
Tras una batería de revisiones al alza en las valoraciones de Repsol con subidas de hasta tres euros tras la alianza con Sinopec, la petrolera mejoró muchísimo su escenario, ya que en tan sólo dos años puede volver al beneficio récord de 2007. Esta evolución también ha repercutido en el dividendo, ya que el grupo que preside Antonio Brufau ha recuperado el dividendo de la discordia con el presidente de Sacyr, Luis del Rivero.
Pero la situación de Repsol era bien distinta a principios de década. Alfonso Cortina lideró la expansión de la compañía por Iberoamérica con la malograda compra de la argentina YPF en 1999 que a la postre cargó de deuda a la compañía. Tras la devaluación del peso argentino, la compañía quedó atrapada con un endeudamiento de dos veces su beneficio de explotación y sin posibilidad de crecimiento. En 2004, llegó Brufau a la presidencia con la intención de "llenar la nevera de reservas". Pero el escenario era bastante delicado en ese momento.
Entre 2004 y 2005, Moody's fijó una nota cercana al bono basura de Baa2, que quiere decir situación arriesgada. Por su parte, en estos años Fitch y Standard and Poor's situaban su nota sobre Repsol dos y tres escalones por encima del bono basura. A partir de 2005, Moody's elevó tibiamente la calificación para situarse al mismo nivel que las otros dos firmas.
El varapalo de Latinoamérica
Sin embargo, en 2006 la situación se torció para Repsol . El grupo tuvo que ejecutar una reducción de un 25% en sus reservas de gas en Bolivia, Venezuela y Argentina. En ese momento, las tres agencias de calificación situaron en perspectiva negativa la nota del grupo, lo que se prolongó hasta 2008 con algunas variaciones (incluso Moody's bajó un escalón). Fue en este ejercicio cuando se mejoró levemente la situación de Repsol , aunque la caída del petróleo provocada por la fuerte crisis económica mundial volvió a ser un obstáculo.
Otro de los puntos que lastró a Repsol fue el respaldo que tuvo que aportar con una ampliación de capital a su participada Gas Natural para que formalizase su opa sobre Unión Fenosa en 2009. En los dos últimos años Repsol ha intensificado la actividad de exploración y producción y fue así cuando comenzó la apabullante cifra de descubrimientos, con los que ha conseguido recuperar más del 94 por ciento de su tasa de reservas. Los tres éxitos exploratorios obtenidos en Brasil, Sierra Leona, Bolivia y Argentina se suman a los 15 hallazgos realizados durante 2009.