Empresas y finanzas

Talgo y CAF le disputarán al grupo Alstom la renovación de los AVE en territorio galo

El contrato de fabricación de trenes de alta velocidad que ha puesto en marcha Renfe para que cubran la ruta Madrid-París es sólo un ensayo general de lo que se avecina. La SNCF, los ferrocarriles franceses, ultiman el lanzamiento de otro concurso mucho más grande para adquirir un mínimo de 35 trenes AVE, con opción a 65 más, y en el que se interesan Talgo y CAF

Según confirman fuentes de la industria a elEconomista, "el proceso de licitación comenzará en diciembre" y el coste del concurso podría superar en una primera fase los 1.000 millones de euros.

La intención de la SNCF es renovar parte de su flota de alta velocidad que utiliza en toda la red francesa. Aunque este concurso no está pensado para equilibrar el pedido de un mínimo de diez trenes (y un máximo de 20 unidades) que Renfe necesita para el AVE Madrid-París, sí que podría abastecer a determinados tramos de esta ruta, añaden las mismas fuentes.

En los pliegos del contrato de la empresa presidida por Teófilo Serrano se detalla que la alta velocidad que unirá España con Francia ofrecerá varios itinerarios alternativos para conectar con Lille, Ginebra, Marsella y Toulouse. En estos casos sí que podrían utilizarse los nuevos trenes del pedido de los ferrocarriles franceses.

Coto cerrado en Francia

Históricamente, la alta velocidad francesa ha sido un coto cerrado para el fabricante galo Alstom, que opera con el TGV en su versión normal y en su versión Dúplex, de doble piso. En la actualidad, la compañía prepara una nueva generación de trenes con la familia AGV.

En un primer momento, el contrato de renovación de flota se tendría que haber lanzado en el primer trimestre de este año pero ha sufrido retrasos. La necesidad de modernización de los trenes de alta velocidad en Francia es urgente porque las primeras tandas de flota ya llevan 25 años en servicio. Por poner un ejemplo, los AVE que funcionan en la línea entre Madrid y Sevilla, los Alstom S-101, se pusieron en marcha en 1992 y han tenido ya que experimentar un lavado de cara con un renovado contrato de mantenimiento que ganó también el fabricante francés en 2002.

La SNCF quiere abrir el mercado para evitar tener una sóla marca y el resto de grandes fabricantes no quieren desaprovechar la oportunidad. En concreto, las dos compañías insignia del ferrocarril español -Talgo y CAF- están muy interesadas en acudir a este concurso en tierras francesas para intentar ganar a domicilio a Alstom por primera vez en la historia.

Romper la maldición

Para romper la maldición, los fabricantes españoles quieren participar en la licitación con los mismos productos estrella presentados la semana pasada a Renfe, que tiene ya las cuatro propuestas del concurso de trenes de alta velocidad Madrid-París (además de las españolas, también llegaron las de Siemens y Alstom) en la mesa de contratación.

Talgo apuesta por su nuevo Avril y CAF por un nuevo prototipo de tren de alta velocidad denominado Oaris y que se pretende presentar en público hoy martes en Valencia. El deseado tren ha nacido de un exhaustivo programa de investigación puesto en marcha y liderado por la empresa vasca denominado AVI 2015. Para cumplir con las especificaciones de Renfe, tendrá una capacidad superior a 500 pasajeros.

Además de Talgo y CAF, que oficialmente no hacen ningún comentario sobre su presencia o no en el concurso francés, es de esperar que los otros gigantes del sector planten cara a Alstom. El grupo alemán Siemens, el canadiense Bombardier y el italiano Ansaldo podrían acudir a la cita.

Mientras llega el contrato, la SNCF todavía no ha confirmado cuales serán los trenes que harán la ruta Madrid-París desde Francia. Podría utilizar los TGV y TGV Dúplex que ya tiene en servicio. Tampoco está muy claro cuándo se creará la sociedad conjunta entre los ferrocarriles franceses y Renfe Operadora para explotar la nueva línea. De hecho, en el aire queda si el pedido de Renfe será pagado íntegramente por el Gobierno español o también participará la SNCF cuando se formalice la sociedad mixta. Un encargo de diez trenes se antoja bastante corto para una línea por la que se pegarán los operadores privados.

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