Empresas y finanzas

Los deberes del nuevo presidente de la CNMV

Julio Segura toma el mando de la CNMV con muchas asignaturas pendientes. Foto: Archivo
Nunca antes la elección del presidente de la CNMV había levantado tanta polvareda. Lógico, porque nunca antes su antecesor había dimitido tras acusar públicamente a La Moncloa de presiones políticas.

Una auténtica bomba que ha sacudido los cimientos del supervisor bursátil, de la Oficina Económica de Presidencia, del Ministerio de Economía, y de todos los organismos supuestamente independientes.

Este desolador panorama explica las reticencias de Julio Segura a aceptar el mando de la CNMV, aunque ha terminado cediendo a las peticiones del Gobierno. Desde que Manuel Conthe anunció su dimisión, Segura se colocó en lo más alto de las quinielas, junto a Soledad Abad, también consejera del supervisor; y Carlos Arenillas, vicepresidente del organismo. Pero rápidamente los otros candidatos fueron eliminados. La primera, por gustar demasiado a todos (PP incluido); y el segundo, por todo lo contrario.

Consciente de que necesitaban un nuevo presidente cuanto antes, Segura dio su brazo a torcer y aceptó presidir la CNMV durante los próximos dieciocho meses. Tiempo suficiente para terminar la inacabada tarea de Conthe en materias como la Iniciativa contra el Abuso de Mercado o la consolidación del nuevo Código de Buen Gobierno.

Pero los retos que deberá abordar Segura van mucho más allá. Y él lo sabe. Independencia frente al poder político, mayor transparencia y recuperar el perdido prestigio son los principales retos del nuevo presidente. Una compleja tarea que puede resumirse en los siguientes puntos.

Recuperar la confianza de los inversores:

La polémica guerra de opas sobre Endesa ha desatado una ola de desconfianza entre los inversores, sobre todo extranjeros, hacia el mercado español. Muchos de ellos han visto la derrota del tótem germano E.ON como un aviso a navegantes de cómo se las gasta el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero con las empresas que no le son afines. Así lo ha recogido toda la prensa internacional durante las últimas semanas, vertiendo una triste imagen del mercado de valores español. Recuperar la confianza será el primer gran reto de Segura. Una credibilidad que primero deberá granjearse él, debido a todas las críticas que están rodeando a su nombramiento, para poder extrapolarla después al resto del organismo.

Garantizar la independencia:

La primera piedra que debería poner Segura para recuperar la confianza es la de la independencia. Una cualidad que, en teoría, va unida a la naturaleza de la CNMV. Pero, en la práctica, Conthe ha denunciado que no es así. Y el mercado le ha creído. Para devolver al organismo supervisor su carisma original, Segura podría seguir algunas de las recetas que propuso su antecesor, como pedir a los consejeros natos (representantes del Tesoro y del Banco de España) que se abstengan en las votaciones que pueden afectar a intereses gubernamentales. Más radical sería eliminar la figura del vicepresidente, aunque algún ex presidente de la CNMV reconoce que se saldría ganando sin este segundo sillón.

Más poder para el supervisor:

Durante sus dos años y medio de mandato, Manuel Conthe se ha enfrentado a complejas operaciones empresariales, cuya problemática no estaba tipificada en ninguna ley. La guerra de opas sobre Metrovacesa y la posterior división salomónica del grupo es un claro ejemplo. Pero el paradigma ha sido la compra de Endesa y, sobre todo, la promesa de opa lanzada por Acciona y Enel. Una operación que ni siquiera Conthe se atrevió a tachar de ilegal, pero que atenta contra el espíritu de la actual normativa. Ante estos vacíos legales, la CNMV, como supervisor del mercado, debería reforzar su autoridad para, sobre la base de la legislación vigente, ser el organismo acreditado para interpretar la normativa en cada situación, dictando sentencia con la celeridad que necesita el mundo de los negocios, frente a los largos procesos judiciales. Una propuesta que lanzó Conthe a los diputados y éstos reconocieron que sería conveniente analizar.

Predicar con el ejemplo:

La transparencia y honestidad que desde la CNMV se exige a las cúpulas de las compañías cotizadas podría extrapolarse también al consejo del organismo supervisor, cuya política de funcionamiento es bastante desconocida en el mercado. Entre las mejoras que se han barajado destaca dar publicidad al voto particular de cada consejero.

Ganar peso entre los supervisores internacionales:

Una apuesta personal de Manuel Conthe fue estrechar lazos con los supervisores de otros países, para ganar peso en el panorama internacional. Así, consiguió traer a Madrid la oficina permanente de IOSCO (Organización Internacional de Comisiones de Valores) y, hace apenas dos meses, organizó en la capital un congreso sobre Buen Gobierno donde participaron primeros espadas de las bolsas extranjeras.

Erradicar el abuso de mercado:

La información privilegiada ha sido un quebradero de cabeza de todos los reguladores. Y, salvo que haya cambios, y serios, todo apunta a que seguirá siéndolo. Para intentar erradicarla, la CNMV ha puesto en marcha la Iniciativa contra el Abuso de Mercado. Tarea que Conthe ha dejado inconclusa y con la que Segura puede ganar o perder credibilidad en función de cómo la culmine. La adaptación de la Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros o la mejora del modelo de supervisión financiera son otras tareas que Conthe ha dejado sin resolver.

Consolidar las prácticas de Buen Gobierno:

El nuevo Código de Buen Gobierno, también conocido como Código Conthe, ha entrado en vigor este año, aunque sus frutos no se conocerán hasta el próximo año, cuando se publiquen las memorias anuales. Además de consolidar estas recomendaciones, Segura deberá hacer un ejercicio similar con las gestoras de fondos.

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