Empresas y finanzas

Quintás, el patrón que se movía entre el esperpento y el disparate

Cuando el 23 de febrero de 1981, el coronel Tejero entró en el Congreso de los Diputados y mandó a "¡todo al mundo al suelo!" en uno de los escaños se sentaba un diputado coruñés de UCD que respondía al nombre de Juan Ramón Quintás.

Aunque años más tarde aseguraba que a aquel histórico episodio sobrevivió "sin demasiado nerviosismo", poco se esperaba que casi treinta años más tarde fuera a convertirse en víctima de su propio de golpe de estado al frente de la patronal de las cajas de ahorros.

Gallego de A Coruña, nacido en 1943, con un currículum en el que se puede ver que ha pasado por la política, por la docencia y por el mundo financiero, en el que ha sido la cara visible durante los últimos ocho años de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).

Doctor en Ciencias Económicas con Premio Extraordinario, es catedrático Numerario y ejerció la docencia en las Universidades de Santiago y A Coruña. Durante sus conversaciones, no oculta su orgullo de haber sido el catedrático de Teoría Económica más joven de la Universidad de Santiago de Compostela. Allí sorprendió con sus tablas input-output de la economía gallega, que fijan la balanza real de los ingresos de la comunidad.

Ese fue uno de los primeros trampolines que le llevó hasta el mundo financiero en el año 1984. De hecho, Quintás compatibilizó su experiencia universitaria con el puesto de director general adjunto de Caixa Galicia donde estuvo acompañado por uno de sus más estrechos amigos y actual primer ejecutivo de la caja gallega, José Luis Méndez.

Con su hijo trabajando en un banco de inversión en Londres y su hija en el Pastor, a Quintás le costó menos tomar la decisión de irse a Madrid para asumir la dirección general de la CECA en 1994 y en 2002 la presidencia de la patronal de las cajas.

Tanto tiempo da para mucho y Quintás no desaprovechó ni un minuto. Aunque al echar la vista atrás deja un rastro de más detractores que defensores de una gestión que no deja indiferente. Sus seguidores aplauden el papel que jugó en las negociaciones con el Gobierno del PP de la Ley Financiera y de Transparencia. Pero el nutrido grupo de detractores no perdona el excesivo protagonismo que ha adoptado durante los últimos años. Sobre todo, desde que anunciara en abril de 2008 su intención de jubilarse este año.

Como quién está de vuelta de todo y desde la atrevida imprudencia, como su paisano Valle Inclán, fue del esperpento al disparate. Quintás no dudó en reclamar un Gobierno de concentración, elecciones anticipadas y en arremeter contra el Banco de España por un proceso de reordenación financiero que, en esta ocasión, no verá desde su escaño.

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