Nuevo intento del Gobierno de Gordon Brow por meter en cintura a la banca británica. Según ha anunciado hoy el ministro británico de Finanzas, Alistair Darling, se está preparando una nueva legislación que obligará a los bancos a redactar un "testamento vital" con el que acelerar su desmantelamiento en el caso de que se produjera una nueva crisis.
En concreto, la nueva ley establecerá un estricto calendario para que los bancos simplifiquen sus estructuras y elaboren un plan de disolución, que se ejecutaría en caso de que la entidad se declarase en quiebra.
Según explicó el ministro laborista en una entrevista al Financial Times, esta propuesta podría estar lista para el próximo otoño.
Turner ya lo pidió
"Me preocupa que la estructura de una organización gire más en torno al ahorro de impuestos que a razones de eficiencia", apuntó Darling en referencia al sistema bancario actual.
A principios de mes también mostró esa misma inquietud el responsable de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, siglas en inglés), Lord Adair Turner, que abogó entonces por la creación de estos singulares "testamentos".
"En el pasado, las autoridades de todo el mundo han tolerado la proliferación de complejas estructuras legales para evitar impuestos, pero ahora es necesario volver a la claridad estructural", consideró entonces el responsable de la supervisión británica.
Rechazo de la banca
La propuesta no ha sido bien recibida por el sector, al igual que la anterior iniciativa del Gobierno británico de acotar los bonus a los ejecutivos. Las entidades se escudan en la complejidad que entraña transformar las bases legales y organizativas.
En este sentido, el consejero delegado del banco Standard Chartered, Peter Sands, ha señalado que la creación de "testamentos vitales" podría incrementar el riesgo de las entidades en el mercado, ya que "las circunstancias que deben darse para el desplome de la compañía quedarían a vista de todos".