Acaba de protagonizar la 'noticia de la noticia' con la compra del líder mundial de servicios multimedia
Warren Buffett -Omaha, Nebraska,1930- ha sabido combinar humildad con una férrea voluntad de éxito. "Lo que yo hago está al alcance de cualquiera". Con 21 años, dirigiéndose a un grupo de estudiantes de la Universidad de Columbia, les dijo: "Os diré cómo hacerse rico: ser audaces cuando otros son cautelosos, ser cautelosos cuando otros son audaces".
Con seguridad, Warren Buffett, conocido en los medios financieros como el Oráculo de Omaha, ha alcanzado la cumbre de la excelencia empresarial y se ha convertido en el inversor financiero más sagaz y admirado del mundo".
"Es lo más próximo a un genio de la inversión que ha visto el mundo moderno", según el premio Nobel Paul Samuelson.
Atraído desde niño por los números, ya leía a los ocho años libros de bolsa y a los 11 anotaba cotizaciones en la pizarra de la empresa donde su padre era corredor de bolsa. Entonces compró sus primeras acciones: tres títulos de 38 dólares por acción.
Cincuenta años después -en 1993-, Buffet era la primera fortuna de Forbes 400, con un patrimonio de 8.300 millones de dólares, superior, incluso, al de Bill Gates.
Mantendría esa posición unos años, hasta que el presidente de Microsoft, su más reñido competidor, lo superó en apenas 2.500 millones en el último Forbes 400. Leal competencia que no impide que Warren y Bill sean entrañables amigos y compañeros de bridge. Gates es además consejero en la sociedad de su amigo Warren, Berkshire Hathaway, desde 2004, con 4.280 acciones.
Editor de prensa
Insaciable lector de periódicos, Buffett fue repartidor de The Washington Post con 13 años. Treinta años más tarde, en 1973, compraría acciones de The Washington Post y sería elegido consejero, presidente del comité de finanzas del consejo y asesor de negocios de Catherine Graham y del hijo de la legendaria editora.
Su vocación por el mundo de la información le ha llevado a ser accionista mayoritario de The Washington Post Company, propietaria de Newsweek, seis canales de televisión y televisión por cable. Es también dueño del diario Buffalo News, al que convirtió en uno de los líderes de la prensa y al más "rico en noticias" de Estados Unidos. Warren Buffett considera que la relación entre cuota de noticias y beneficios está inexorablemente unida.
A través de Berkshire Hathaway, de la que es fundador y presidente, tiene más de 40 filiales de múltiples sectores -reaseguro, aviación comercial...- e inversiones superiores a 500 millones de dólares cada una, en Coca Cola, The Washington Post, Gillette, West Fargo y American Express.
Recientemente, Buffett ha protagonizado la noticia de la noticia, al comprar Business Wire, líder mundial en noticias corporativas y servicios multimedia. Esta operación, de amplia resonancia en el mundo de la información, supone todo un aldabonazo para Business Wire y el equipo directivo liderado por su fundadora Lorry I. Lockey, y la presidenta, Cathy Baron.
Al invertir le guía su instinto
Warren Buffett, que se considera a sí mismo su mejor consejero de inversiones, dijo en una ocasión: "Wall Street es el único lugar en el que los que conducen un Rolls Royce buscan los consejos de los que cogen el metro".
Tras el mito Buffett, encontramos a un hombre eminentemente racional, seguro de sí mismo y con un formidable bagaje que ofrece todo un recital de ciencia financiera y de gestión.
Este gurú de las finanzas basa su forma de invertir en el "value investing", adquiriendo compañías infravaloradas y manteniéndolas durante largo tiempo para incrementar su valor de manera exponencial. "Sólo invierto en negocios que entiendo", dice.
En busca del éxito
Buffett busca empresas que hayan tenido un éxito contrastado, con un equipo de dirección competente, una ventaja competitiva en el mercado y una imagen de marca consolidada.
Analiza muy bien la información financiera y se fija en su precio en relación con valores históricos: pone especial atención al valor de balance por acción, la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) y el endeudamiento.
Dice que invertir requiere disciplina, paciencia y conocimiento, además de
sentido común. En Buffett, el ejercicio de la razón es su principal divisa.
Una vida sencilla
"Realmente me gusta mi vida. La he podido organizar para hacer lo que quiero". Licenciado y Máster de Economía, Buffett lleva un sencillo estilo de vida a pesar de su inmensa riqueza. Conduce su propio coche.
Sigue viviendo en la misma casa de Omaha que compró hace 50 años por 31.500 dólares. Y, con 100.000 dólares anuales de sueldo, es el director general entre los Fortune 500 peor pagado del país. Él mismo hace su declaración de impuestos. El único billonario que se ocupa de hacer esta declaración.
Aunque se le conoce más como inversor, Buffett también es un director con talento. Sin leer los códigos de buen gobierno, exige a sus directivos que se tomen muy en serio la responsabilidad de informar a fondo y de manera clara.
Warren Buffett considera a los accionistas de Berkshire Hathaway como propietarios: les informa de todo lo que le gustaría que le informaran a él, si estuviera en su lugar.
Su lema: "Contrata bien y gestiona poco". Buffett espera de sus directivos que se comporten como si fueran propietarios de la empresa, para no perder de vista su principal objetivo, que es aumentar el valor de las acciones.
Mantiene al os directivos
Por ello, Buffett mantiene a los equipos directivos cuando compra las empresas, algo inusual en el mundo de hoy. Selecciona gentes en las que confía y les mantiene como gestores. "Al valorar a las personas -dice- busco, sobre todo, tres cualidades: integridad, inteligencia y energía. Si no tienes la primera, las otras dos no te servirán de nada".
Su teoría y su práctica consisten en rodearse de los mejores; sus directivos constituyen un fascinante grupo de empresarios. Descarta jubilar el talento. Mientras la mayoría de las grandes empresas prescinden de los directivos al cumplir 65 años, incluso de los más brillantes, los de Buffett se mantienen, según él, "hasta los 100 años, y entonces ya se pueden jubilar".
En alemán se llama al ganar dinero verdienen, que podría traducirse como merecerlo, conseguirlo con el propio esfuerzo. Los americanos "lo hacen". Parece muy claro cómo merecer su buena fortuna. "Si me dices cuáles son tus héroes, te diré cómo te va a ir en la vida", asegura Buffett.