Distribución

Guiño de Lidl a Puigdemont: se resiste a mudarse y discrimina el castellano

  • La empresa asegura que respetará "el marco legal que quede establecido"

La independencia de Cataluña no supone, en principio, ningún problema para Lidl. Lejos de la huida masiva de empresas de esta comunidad autónoma ante la inseguridad jurídica generada por el Gobierno de la Generalitat, el gigante alemán de los supermercados insiste en que su estrategia comercial "no está vinculada a ninguna coyuntura política".

Al revés, dice que no se plantea por el momento ningún cambio de sede y que respetará, además, "el marco legal que quede establecido", sin especificar, eso sí, si se refiere a la legislación española o a la nueva normativa catalana aprobada por el Parlament, pero suspendida por el Tribunal Constitucional.

Lidl ha sufrido en los últimos días continuas llamadas al boicot en las redes sociales por parte de los consumidores, pero aun así sigue sin mover ficha. La compañía, que llegó a España en 1994 y que cuenta actualmente con 540 tiendas en todo el país, con una facturación de 3.335 millones de euros, se muestra cauta debido a su fuerte presencia en Cataluña y se limita a decir que "permanecemos atentos a la evolución socio-política de todos los países en los que estamos".

Apuesta por Cataluña

Al margen de la sede en Montcada i Reixac, en la provincia de Barcelona, donde tiene una gran plataforma logística, cuenta con 90 establecimientos en el mercado catalán, lo que supone el 17% de toda la red nacional. Pero tiene además importantes planes de expansión en la región, que pese a la tensión política no ha alterado en ningún momento.

Esta no es, sin embargo, la primera vez que Lidl se enfrenta a una situación de boicot comercial por sus guiños al independentismo. En los últimos años, desde distintas plataformas antinacionalistas se le he acusado, por ejemplo, de etiquetar únicamente en catalán e inglés en las zonas turísticas y solo en catalán en el resto de esta comunidad autónoma.

Lidl admite que, ante las reclamaciones por parte de los consumidores, se vio obligada en aquel momento a cambiar algunos rótulos, aunque por regla general sigue primando todavía el catalán. Toda la decoración de las tiendas, el mensaje de bienvenida, y los distintos anuncios y promociones figuran únicamente en catalán.

Desde Lidl se insiste, sin embargo, en que la cartelería fija de productos y precios está en los dos idiomas y se justifica el resto, en cualquier caso, porque "es lo mismo que sucede en Galicia y el País Vasco, donde aparecen en gallego y euskera, respectivamente".

El gigante alemán no es, en cualquier caso, el único que sigue una política parecida en el gran consumo, especialmente por miedo a boicots dentro de la propia Cataluña y ante las continuas presiones de organizaciones como la Plataforma per la Llengua, financiada desde la Generalitat.

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