
Un devastador incendio devoró ayer en Burgos la principal planta de Campofrío y desató entre el millar de sus trabajadores el temor a que la compañía deslocalice su actividad. El miedo cundía entre los 900 empleados de la planta que no dudaron en solicitar a la Junta de Castilla y León ayudas y facilidades para que Campofrío pudiera reconstruir la fábrica. El incendio sigue activo, aunque controlado y aún no se saben las causas que lo motivaron.
En este sentido, el grupo chinomexicano aseguró que volvería "a poner activos en la zona". "La compañía tiene el compromiso de invertir en Burgos para recuperar la capacidad productiva lo antes posible", aseguró Campofrío.
La planta, auténtica alma mater de la compañía agroalimentaria, quedó prácticamente inservible, según los bomberos, que centraron sus esfuerzos en proteger un gran tanque de amoniaco, utilizado para los tubos de refrigeración, y evitar que se crease una nube tóxica.
La intensidad del incendio, que se desató a las seis de la mañana del domingo, presumiblemente por un cortocircuito, provocó una intensa humareda durante horas que obligó a cerrar el aeropuerto de la capital y a desalojar de su domicilio a cerca de cuatrocientos vecinos.
La planta de Grupo Campofrío fue inaugurada en 1997 y era la continuadora de la fábrica que en 1957 puso en marcha José Luis Ballvé y fue el germen del gigante agroalimentario. En ella se realizaba el "producto estrella" de la compañía, el jamón cocido, que se distribuye a más de 40 países del mundo. Con capacidad para producir 100.000 toneladas al año, su puesta en marcha supuso una inversión de 60 millones y era una de las dos que tiene el grupo homologadas para exportar a Estados Unidos y Canadá. La otra que puede exportar a norteamérica es la de Todelo donde se produce el jamón curado Navidul.
La firma, que hace poco fue adquirida por la mexicana Sigma y la china Shuanghui, ingresó 33 millones en el primer semestre de 2014 con las exportaciones a los paises de la OCDE (Canadá, EEUU y México). La facturación total de la cárnica fue de 903 millones de euros.
"Era una sensación absoluta de impotencia. No había manera de que los bomberos pudieron entrar por el efecto horno" relata Marco Antonio Pérez, delegado estatal de CCOO de Campofrío y presidente del Comité de Empresa de Jamones Selectos, una planta de productos curados situado al lado y que aunque las llamas no la alcanzaron ha quedado inutilizada de momento al quedar destruidos algunos de los servicios esenciales.
Mantenerse en Burgos
Ayer por la mañana, tras reunirse con los directivos de la compañía, los representantes sindicales tuvieron que lanzar un mensaje de "tranquilidad" y trasladar la "voluntad" de Campofrío de mantener la fábrica en Burgos durante una multitudinaria asamblea en la que los trabajadores pedían a la dirección que no se lleve la actividad. "Hoy volveremos a hablar con los responsables para conocer sus planes. Hay que conocer los daños para ver que se puede hacer, si construyen una nueva, arreglan los daños?", explicó a elEconomista Marco Antonio Pérez.
Por el momento, los trabajadores están en situación de "licencia retributiva", es decir no van a trabajar pero siguen cobrando, aunque los sindicatos ya se han mostrado abiertos a negociar un expediente de regulación temporal de empleo ante el temor de que la actividad tarde muchos meses en recuperarse. Además de los 900 empleos, casi la tercera parte del empleo industrial del grupo, la fábrica genera medio millar de forma indirecta.
Los sindicatos, que piden a las administraciones el mismo apoyo para la planta que el ofrecido a otras empresas como Renault, tienen hoy una reunión con los consejeros de Economía y Empleo de la Junta de Castilla y León, que ya ha adelantado su apoyo a la compañía. El alcalde de la ciudad, Javier Lacalle, ya ha mostrado su total apoyo.