
Una cosa es ser un buen líder, y otra distinta ejercer el liderazgo eficazmente", explican Carlos Hernández Flores y Rafael Martínez-Vilanova, autores del libro 'Los 100 errores en el liderazgo'. "Ser empresario tiene mucho mérito y hay que reconocerlo, pero la realidad es que en los últimos años se han producido muchos cambios. Sin embargo, nosotros planteamos el libro en positivo, pues somos conscientes de que no se trata de que algunos empresarios no ejerzan correctamente el liderazgo, sino que los tiempos son otros", explica Hernández Flores, experto en Recursos Humanos, que matiza que el empresario está en una "situación de tránsito". Más noticias en la revista gratuita elEconomista Pymes, Autónomos y Emprendedores
"Hoy conviven dos perfiles de empresarios. Antaño, se trataba de operarios con éxito en su profesión y alto espíritu emprendedor que decidían montar su propio negocio. Ahora, suelen ser personas con mayor formación, bien reglada bien técnica, incluso algunos con formación empresarial, con máster o licenciaturas, algunos de segundas generaciones", dice.
Tanto Hernández Flores como Martínez-Vilanova se han encontrado a lo largo de su carrera como consultores con empresarios que reconocían tener problemas a la hora de ejercer el liderazgo, a pesar de ser buenos líderes. Martínez-Vilanova, desde una visión de profesional de Marketing, puntualiza que "ahora los equipos humanos son diferentes, con gente muy preparada. Es más difícil gestionarles y algunos empresarios reconocen que deben cambiar su forma de ejercer el liderazgo". Por otro lado, hoy es más difícil hacer carrera dentro de una empresa, pues los puestos directivos están más limitados. Ante este hándicap, hay que motivar a los equipos de otra forma, en opinión de Martínez-Vilanova, que señala a la formación. "Hay empresarios que no entienden por qué deben gastar más en formación", declara. Es una nueva herramienta de motivación, según el experto.
Hernández Flores matiza: "No se trata de que los empresarios de otras generaciones no sepan tratar a los jóvenes, sino que los jóvenes piden otras cosas y hay que hacer las cosas de manera diferente a como se venían haciendo hace unos lustros. Por eso, insistimos en que no son errores en la forma de ejercer el liderazgo más que del líder".
Cien problemas concretos
Para dar respuestas a estos "errores en el ejercicio del liderazgo, que no en el estilo de liderazgo", el libro se ha centrado en cien problemas muy concretos agrupados en 12 capítulos: la falsa concepción del liderazgo (16 errores); el desconocimiento de sí mismo o de los colaboradores de cara a la optimización del equipo (5 errores); el tratamiento inadecuado de los conflictos (6 errores); motivación, integración, empowerment -atribución de poder- (10 errores); orientación al logro (3 errores); enfoque al cliente, capacitación, recompensa (3 errores); falta de integración con los objetivos generales de la empresa: no compartirlos, no crear equipo con otros departamentos, etc. (8 errores); comunicación -escasa, no sincera, mal ejecutada, carencia de comunicación ascendente, etc.- (8 errores); ética -manipulación, deslealtad, etc.- (14 errores); objetivos inexistentes, inalcanzables, desmotivadores, poco estudiados, etc. (7 errores); formación, actualización personal y profesional (9 errores); e inadecuada organización del trabajo personal (10 errores). En total, 99 más el último: "Nosotros podemos estar equivocados; [...] ponga en duda todo aquello que lee, pónganos en duda a nosotros y haga lo propio consigo mismo".
Aunque caer en cualquiera del centenar de errores descritos en el libro sería un mal precedente, los autores tienen su propia jerarquía. Ambos reconocen que les puede su especialización, lo que les influye a la hora de decantarse por los errores de "más enjundia". Martínez-Vilanova, como profesional del Marketing, está preocupado por el cliente. "Cualquier empleado puede hoy en día tratar con el principal cliente de la empresa y se puede equivocar. Pero el empresario actual debe reconocer y aceptar esos errores y dar a sus trabajadores herramientas para que puedan tomar las mejores decisiones. La formación es, pues, vital para retener el talento".
En consonancia, se decanta a la hora de señalar los que en su opinión son los peores errores en liderazgo, por los siete que se incluyen bajo el epígrafe de objetivos inexistentes, inalcanzables, desmotivadores o poco estudiados: falta de equilibrio entre la realidad y el optimismo; falta de metas o de unos objetivos inadecuados; incapacidad para convertir un objetivo en un reto; la desviación de las metas originales o su falta de actualización; no ayudar a establecer objetivos; olvidarse de regenerar objetivos; y confundir objetivos con metas. Sobre este último, la meta es aquello que deseamos conseguir, mientras que los objetivos son lo que podríamos señalar como los indicadores del grado en que estamos alcanzado las metas.
Los de comunicación están en la mente de Hernández Flores, movido por su visión de profesional de los Recursos Humanos. Son los recogidos en el capítulo 8. El autor no hace distingos entre los ocho fallos que pudiera cometer un empresario a la hora de impartir instrucciones a sus empleados: no atribuir a la comunicación la importancia necesaria; falta de retroalimentación con los trabajadores; falta de sinceridad en la comunicación; no ejercer crítica constructiva, inteligentemente formulada; no hacer fluir la información y los conocimientos de que disponemos; falta de transparencia; poca accesibilidad; reuniones mal dirigidas que resultan infructuosas y desalientan, y, por último, un estilo de comunicación erróneo con los colaboradores, con un exceso de opiniones categóricas, pero sin datos o dar por supuesto que el receptor conoce ciertos asuntos y no expresarlos de manera explícita.
Pero a la hora de quedarse con el peor, Hernández Flores se decanta por el 52 -"no atribuir a la comunicación la importancia necesaria"- y Martínez-Vilanova por el 24 -"un tratamiento inadecuado de los errores de los colaboradores-. Aún así, ambos coinciden en destacar el capítulo dedicado a la ética. "Nos salió un capítulo muy amplio y decidimos recortarlo hasta dejarlo en 14 errores. Si el líder no es ético, manipula a sus trabajadores o es desleal con ellos, se encontrará con que la plantilla se comportará de la misma forma. Hacen lo que ven en sus jefes", concluyen.