
El nivel de educación de los trabajadores está en constante aumento en todo el mundo. Los empleados están cada vez más preparados, tienen más estudios, saben más idiomas, pero encuentran menos trabajo. La educación superior ya no garantiza un empleo.
Según se desprende del último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que actualiza los "Indicadores claves del mercado de trabajo (KILM por sus siglas en inglés)", el acceso a la enseñanza superior no está produciendo una disminución del desempleo a nivel mundial.
"Sólo dos (Canadá y Luxemburgo) de los 64 países con datos disponibles registraron un incremento en la proporción de la fuerza laboral con estudios superiores en los últimos 15 años", advierte la organización.
La última edición de los KILM, que forma parte de la base de datos central de la OIT, constata una caída en la proporción de la población activa con tan sólo un nivel de educación primaria o inferior. Más estudios, mejor preparados.
"Esta es una evolución positiva para los individuos, ya que los trabajadores más instruidos tienden a recibir mayores ingresos y obtener mejores condiciones de trabajo. Pero también constituye un progreso a nivel nacional y mundial, ya que hay una estrecha correlación entre los niveles de educación de la fuerza de trabajo y los niveles nacionales de productividad del trabajo", declaró Steven Kapsos, jefe de la Unidad de Producción y Análisis de Datos del Departamento de Estadística la OIT.
La educación no se traduce en empleo
No obstante, esto no significa que los trabajadores con estudios superiores tengan automáticamente mejores oportunidades de encontrar un empleo. Si bien en la mayoría de las economías de altos ingresos, es menos probable que los licenciados en educación superior estén desempleados, en las economías de ingresos bajos y medianos bajos, tienen mayores probabilidades de figurar entre los desempleados que los trabajadores con niveles de educación más bajos.
"Esto refleja un desajuste entre las personas cualificadas y el número de empleos disponibles que correspondan con sus competencias y expectativas y, si no se corrige, este desajuste podría frenar el crecimiento económico y el desarrollo", declaró Rosina Gammarano, del Departamento de Estadística de la OIT.
¿Dónde los trabajadores instruidos corren mayores riesgos de estar desempleados?
Este gráfico de línea temporal de la OIT ilustra a la perfección el problema español con el empleo y la incorporación de los universitarios al mercado laboral. Refleja el avance del desempleo en España desde 1992 para las personas con educación superior. Desde ese año ya se puede apreciar cómo tener estudios superiores no garantiza, en el territorio nacional con gran diferencia respecto al resto de países analizados, el acceso a un trabajo.
A partir de 1994 esta brecha respecto al resto de países se atenúa de manera progresiva, pero la llegada de la crisis en el 2007 hace que esta diferencia se vuelva a disparar.
¿Dónde un nivel más alto de educación se traduce en mayor productividad?
Este segundo gráfico de la OIT muestra cómo una mayor formación se traduce en una mayor productividad.
Si buscan la burbuja de España, se puede apreciar cómo el indicador se mantiene prácticamente intacto desde 1991 hasta el 2014. Lo mismo le ocurre a Italia o Alemania, países donde apenas cambia el porcentaje de población con educación superior y donde la productividad, según la OIT, sigue siendo prácticamente la misma que hace más de una década.
Según explicó Kapsos, esto se debe a que la estructura productiva del país sigue prácticamente igual desde hace décadas, manteniendo parecidos rátios de trabajo entre los sectores primario, secundario y terciario.
"Las diferencias de productividad están estrechamente ligadas con la estructura de la economía: dos terceras partes de los trabajadores en los países de ingreso bajo están empleados en la agricultura y a menudo en actividades de pura subsistencia, con sólo el 9% ocupados en alguna industria", argumentó.
En los países de ingresos medios, alrededor del 30% de trabajadores están en la agricultura y un 23% en la manufactura, aunque en este grupo el aumento de empleos industriales llegó a los 195 millones desde inicios de este siglo, según los datos de la OIT.
En una evolución contradictoria, el organismo de la ONU corroboró que en los últimos quince años el crecimiento industrial global se concentró casi exclusivamente (97%) en los países ricos, lo que no impidió que los puestos de trabajo que genera disminuyeran en 5,2 millones.
NiNis
Por otra parte, la OIT confirmó una vez más el aumento de la categoría de jóvenes que ni trabajan, ni estudian ni están en formación (NiNis), en particular en los países europeos más afectados por la crisis económica que empezó en 2008 y de la que no han terminado de recuperarse, aunque no proporciona análisis por países.
Una desigualdad de género se refleja en esta categoría en la mayoría de países en desarrollo de los que se dispone de datos, con un porcentaje mucho más elevado de mujeres jóvenes que de hombres jóvenes afectados.