
El candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ha superado los 270 votos electorales necesarios para ser declarado vencedor de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y en enero será nombrado el 45 presidente del país. Atrás queda una carrera electoral en la que fue criticado por sus oponentes por sus propuestas sobre inmigración, sanidad, economía o incluso sobre las mujeres. Declarar la guerra monetaria a China, construir un muro en la frontera con México o forzar a Apple a construir el iPhone en territorio estadounidense fueron algunas de ellas. Pero, ¿podrá ejecutarlas una vez que se instale en la Casa Blanca?
Su victoria demuestra que sus promesas han calado en gran parte de los votantes, cansados de la gestión del demócrata Barack Obama y desesperados por la crisis y los problemas de Estados Unidos. En Trump ven a un revolucionario y un gran empresario que pretende afrontar los problemas del país y "renovar el sistema".
Sin embargo, y a pesar de su victoria, se abre ahora la duda sobre la viabilidad de algunas de sus promesas. La legislación y los organismos internacionales podrían poner coto a algunas de sus intenciones. Estos serían algunos de los puntos estrella de su programa electoral que podrían estrellarse contra la legislación internacional o simplemente con una realidad que impiden que se queden en más que eso, promesas para captar votos.
Acabar con el 'Obamacare'
Una de las propuestas más firmes de Donald Trump es la de derogar el 'Obamacare', el programa de sanidad impulsado por el actual presidente de EEUU Barack Obama que pretendía mejorar la calidad de los servicios a la vez que reducía el gasto. Según aseguran desde el Gobierno del presidente demócrata, el 'Obamacare' ha ahorrado 1.407 dólares a cada uno de los 8,2 millones de beneficiados. Sin embargo, Trump asegura sin embargo que este plan "ha aumentado la incertidumbre económica de cada uno de los estadounidenses".
Por ello, está entre sus pretensiones el traspasar a los estados las competencias del programa 'Medicaid', por el cual se conceden ayudas para seguros médicos a personas con una renta baja. De esta forma, el Gobierno "que aproximadamente gasta un 16% de sus presupuestos en este plan" no intervendría en el proceso, siendo directamente los estados los responsables de conceder y de costear de las ayudas. Además, estima que se podrían reducir costes en sanidad cumpliendo con las leyes de inmigración, como restringiendo los visados.
Un muro en la frontera con México
La creación de un muro en la frontera con México fue una de sus propuestas estrella y con la que más adeptos ha conseguido unir a la causa. Según Trump, la construcción de la valla entre ambos países debe ser costeada por el estado mexicano "porque gana fortunas gracias a nosotros", aunque su presidente Peña Nieto ya ha avisado que su país no acometerá ni pagará la obra.
Trump considera que el muro para separar los países conseguiría reducir la entrada de latinos que, según defiende, les roban el empleo a los estadounidenses. A ello le suma su insistencia en que a su vez se aprovechan de la atención médica e introducen droga en el país. "Nos están enviando drogas, enviando crimen, son violadores, aunque asumo que algunos son buenas personas. Pero hablo con los guardias fronterizos y nos dicen lo que estamos recibiendo", aseguró Trump en el anuncio de su candidatura.
Asimismo, el magnate propone eliminar el derecho a la ciudadanía estadounidense de los bebés de padres indocumentados que nazcan en Estados Unidos. Según ha dicho, no tienen reconocido este derecho en la cuarta enmienda, por lo que hay que "iniciar un proceso para devolverlos a su país".
Reforzar las relaciones con Rusia
Trump incluso ha prometido fortalecer las relaciones con Rusia, que se habían enfriado bajo el Gobierno de Obama durante la intervención de Vladimir Putin en la guerra civil de Siria y la anexión de la región ucraniana de Crimea. "¿No sería bueno llevarse bien con Rusia?", aseguró durante la campaña.
De momento, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ya ha felicitado a Trump por su victoria y asegurado que confía en poder superar mediante el "trabajo conjunto la crisis" que ha venido marcando las relaciones bilaterales. Así, el ruso ha apostado por retomar un diálogo entre Moscú y Washington para buscar "respuestas efectivas a los retos de seguridad globales".
Por otra parte, ha tomado posiciones que elevan la posibilidad de perjudicar las relaciones con los aliados más cercanos de Estados Unidos en Europa, Asia y Oriente Medio.
Romper relaciones con Cuba
Al tiempo que el mundo asistía en los últimos meses a un acercamiento histórico entre EEUU y Cuba, el entonces candidato Donald Trump prometía hace tan solo dos meses revocar la reapertura de relaciones con dicho país si llegaba ala presidencia si La Habana no cambiaba su política de "de libertad religiosa y política" a una bajo los parámetros de EEUU.
Así, pese a la intenciones de Barack Obama de sellar la diplomacia bilateral para convertirla en irrevocable antes de su salida del Despacho Oval, Trump podría revocar los progresos hechos en ese sentido.
Reforzar el ejército y salir de los conflictos exteriores y la OTAN
La ejecución de otra de sus promesas electorales que se pone ahora en duda es la relativa a fortalecer las fuerzas armadas estadounidenses y a la vez evitar el involucramiento en conflictos militares en el exterior. En el mes de julio aseguraba en un mitin que si llegaba apresidente no se sentiría obligado a defender militarmente a los países que componen la OTAN, una de la bases del organismo, que establece que el ataque a uno de sus miembros es entendido como un ataque a todos. El republicano ponía de manifiesto así su poco apego al organismo y dejando entrever incluso una posible salida del mismo.
Ante la amenaza yihadista, Trump ve como solución la de continuar en la coalición internacional que Estados Unidos lidera para acabar con el definitivamente con el Estado Islámico, aunque a su juicio se deberían atacar los pozos petrolíferos.
Además, tras la masacre de San Bernardino, Trump abogó por un "cierre total y completo de EEUU a la entrada de musulmanes hasta que los representantes del país averigüen qué está pasando". Más tarde, el republicano ha reiterado en distintas ocasiones la necesidad de crear una base de datos para musulmanes.
Bajada de impuestos para ricos y pobres
Es una clásica promesa electoral de los partidos conservadores y Donald Trump también la ha hecho suya. El magnate ha prometido durante las primarias una bajada de impuestos que "simplificará el sistema fiscal y hará crecer la economía hasta niveles que no se han visto en décadas". La reforma fiscal afectaría en primer lugar a las clases altas, que pasaría de un 39,6% a un 25%. Gracias a esta bajada, su equipo estima que Estados Unidos crecería un 3%. Además eliminaría los impuestos federales para personas con ingresos menores de 25.000 dólares al año y para familias con un salario combinado inferior a 50.000 dólares.
Junto a estas promesas fiscales, el nuevo Comandante en Jefe ha prometido programas de inversión en infraestructuras por un montante de 500.000 millones de dólares. El problema es que estas rebajas de impuestos y este incremento de la inversión no viene acompañado de recortes del gasto, por lo que es posible que se dispare el déficit, a pesar de que Trump ha prometido un presupuesto equilibrado. Algo más difícil cuando entre sus promesas también se encuentra un incremento del gasto militar.
En este sentido, antes del próximo 16 de marzo de 2017, el Congreso deberá volver a elevar o cancelar por un determinado periodo de tiempo las limitaciones en el conocido como el techo de deuda. Un arma política que los republicanos ya emplearon contra Obama durante el verano de 2011 y que culminó con la agencia de calificación Standard & Poor's arrebatando al país la preciada triple A sobre su deuda.
Dada las profundas diferencias dentro del partido republicano entre su establishment y el ala más populista, el actual presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, del que se espera conserve su puesto, va a tener difícil para que este asunto no vuelva a provocar un caos tanto a nivel político como económico.
Una guerra monetaria contra China
El republicano también ha atacado a China y le ha acusado de manipular su moneda y engañar a Estados Unidos. Además, ha denunciado que China les roba empleos a los estadounidenses. Según ha explicado Trump, Estados Unidos ha abierto su mercado a China, pero el país asiático ha respondido con aranceles.
Con el deseo de tener "un comercio justo" entre los dos países, su objetivo es declarar a China país manipulador de su moneda, lo que haría según él abaratar sus exportaciones. Al mismo tiempo, plantea un arancel para el país asiático del 45%. Esto podría desembocar en una guerra comercial entre dos grandes potencias, lo que supondría un peligro para la economía estadounidense y en cadena para la economía mundial.
Y como muestra de la guerra económica a China, Trump llegó a afirmar durante la campaña que obigaría a Apple a construir el iPhone en territorio estadounidense. "Vamos a hacer que Apple fabrique sus malditos ordenadores y cosas en este paíse en lugar de otros", aseguraba el magnate en enero.
Tratados comerciales y Reserva Federal
En este sentido, otro de los puntos calientes vendrá de la revisión de los tratados comerciales actuales, como el NAFTA (imponiendo aranceles del 35% a México), o los que se encuentra negociando EEUU, como el TTIP con Europa o el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (comúnmente conocido como TTP).
Muy importante será también la relación que el nuevo presidente tenga con la actual presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, a la que ha criticado con dureza en los últimos meses, acusándola de "politizar" la institución y favorecer a Barack Obama, por lo que pidió públicamente una auditoría. De momento, se apuesta porque la esperada subida de tipos de interés de diciembre se posponga. Además, Trump aseguró en su día que no renovaría el mandato de Yellen, que finaliza en febrero de 2018.
Además, Donald Trump, que siempre ha sido un negacionista del cambio climático, podría romper el Acuerdo de París firmado este año y acabar con los límites a las emisiones que actualmente están en vigor.
Pero a pesar de su victoria, estas propuestas tendrían que pasar previamente por el Congreso -formado por el Senado y la Cámara de Representantes-. Aunque ambas cámaras los republicanos han mantenido la mayoría, se despiertan ahora una serie de interrogantes sobre Estados Unidos y sobre la viabilidad de llevar al país por un camino más aislacionista y proteccionista como prometió durante su campaña.
Por Carlos Santana e Isabel Santomé