Elecciones Generales 20D

Rajoy debe intentar formar una mayoría estable

Los cuatro principales candidatos votando.

Nunca antes habíamos especulado tras unas elecciones generales con la posibilidad de que no gobierne quien ha ganado en las urnas, con la excepción pintoresca de aquella bravata de Felipe González tras su dulce derrota de 1996. Especial 20D. EN DIRECTO | Elecciones Generales.

Nuestra tradición democrática indica que el ganador aunque sea minoritariamente será el que se someta a una investidura pactada con las fuerzas que decidan apoyarle. Ante la duda de que eso vaya a ocurrir, debemos echar mano de otra tradición que, ésta sí, está en la letra y el espíritu de la Constitución: quien más votos ha logrado es el que va a liderar los contactos entre las fuerzas políticas para intentar granjearse los apoyos suficientes, y después le va a explicar al Rey si con esos apoyos le alcanza para ser investido con un mínimo fe 176 escaños (virtualmente imposible) o una mayoría simple en segunda votación. Otra cosa sería una perversión.

El PP gana las elecciones pese a haber sufrido la legislatura más difícil que se recuerda, criticado en todas sus decisiones y acosado en medios de comunicación y en las calles desde el minuto uno del partido (no olvidemos que con solo ocho semanas de legislatura ya se convocó una huelga general). Más de seis puntos de distancia al segundo y a más de treinta escaños de ventaja son, pese a la estrepitosa caída de los populares respecto al 2011, una garantía para ser ese partido que debe intentar formar gobierno. 

El PSOE ha bajado menos de lo que vaticinaban las encuestas más recientes, maquilla un poco su batacazo y se aferra a la mayor caída aún del partido en el gobierno. Magro consuelo para un partido que ha estado en la comodidad de la oposición en la legislatura más dura de la democracia española y no ha logrado acercarse al primero a menos de cinco puntos. Sánchez tendrá una dura tarea para convencer a los suyos de que es el mejor líder para estar a la expectativa de un posible fracaso de Rajoy en su investidura. Será difícil que Felipe y Susana Díaz le compren la idea de amalgamar un frente de izquierdas con radicales de todo pelaje, y si lo hace en contra de esos próceres, tendrá el futuro sentenciado aunque el presente sea purificador.

Podemos es el gran tiunfador de la noche electoral. Pese a que no ha abordado la segunda posición, horada de manera fulminante la hegemonía de izquierdas del PSOE, que queda herida de muerte. Dentro de ese éxito parcial, lo engañoso es que por sí mismo, sin otras siglas como teloneras, Podemos no logra llegar al 13% de los votos, y ahora junto a sus socios serán cuatro grupos parlamentarios distintos y no será fácil articular decisiones con su carácter asambleario. Los socialistas han quedado muy cerca en votos de los nuevos actores de la izquierda, que le disputarán el liderazgo en estos años inciertos que están por venir.

Y Ciudadanos no logró cumplir sus expectativas, que hace poco más de una semana le situaban incluso como segunda fuerza de nuestro país. No llegar siquiera al 15 por ciento de los votos emitidos está lejos de sus aspiraciones de gobierno, aunque es muy estimable para una fuerza que entra en las Cortes con un papel activo y posiblemente decisivo. La bisagra, pese a todo, no abrirá las puertas tan facilmente como se especulaba.

Es la hora de los hombres y mujeres de Estado. La de quienes buscan el interés general aunque perjudique a tus intereses partidistas. La de saber ceder y exigir a partes iguales para garantizar la estabilidad de un país que necesita seguir creciendo para salir del todo de la grave crisis de estos úñtimos años. Incluso debemos preguntarnos si no es la hora de una coalición de Estado entre populares y socialistas.

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