
El Consejo de Ministros aprobará hoy el Real Decreto que permitirá hacer reembolsos de planes de pensiones a los diez años (siempre que el titular del plan haya aportado al mismo como mínimo durante una década). El Gobierno acordó esta medida en 2015, pero no fue hasta noviembre pasado cuando concretó cómo se harán los reembolsos en 2025 (el primer año en que podrán hacerse efectivos).
Las condiciones que el Ejecutivo presentó entonces, y que se incluirán en el Real Decreto de hoy, son muy laxas. Así, al hecho de que no se define una lista de motivos que autorice el rescate, se suma la desaparición del límite de 10.000 euros inicialmente barajado para las cantidades que podían recuperarse. En este escenario, la banca mostró una comprensible preocupación, a la que se sumó esta misma semana la OCDE.
Puede afirmarse que existe el riesgo de que los planes queden descapitalizados. Sin duda, los supuestos hasta ahora contemplados para recuperar aportaciones eran muy restrictivos. Si el ahorrador no está jubilado, solo podía acceder a su dinero en caso de desahucio, paro o enfermedad grave. Es lógico contemplar una ampliación de los motivos que incluya, por ejemplo, la necesidad de asistir a un familiar cercano.
Ahora bien, esta medida es muy diferente a no someter los reembolsos a limitaciones. Se trata de un paso temerario, en un país en el que apenas existen incentivos para mantener la inversión sostenida a largo plazo que un plan de pensiones exige. De hecho, aunque la medida busca elevar el atractivo de estos productos, junto a las rebajas de comisiones que el presidente Mariano Rajoy también anunció, puede darse la paradoja de que ponga en riesgo el ahorro complementario a la pensión pública, ahora tan necesario.