Editoriales

El Rey anima a que se abandone la parálisis

Este último discurso del Rey Felipe VI no pasará al olvido. Como era de esperar, Cataluña estuvo muy presente durante los casi 12 minutos de duración del mensaje, y siendo reseñable su actitud integradora, de concordia y de respeto a la pluralidad y al resultado del 21-D. El monarca apeló a la modernidad y sobre todo a la necesidad de un cambio en las posiciones paralizantes para procurar un país ilusionante, sereno, pero en movimiento, que se adapte a los nuevos tiempos.

Sin poner nombre a sus destinatarios, defendió que España no había llegado hasta aquí para temer al futuro, sino más bien para crearlo, lo que es interpretado como una invitación a las reformas. Ahora falta ver quién da el paso para que el mensaje no caiga en saco roto.

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