La sospecha que ha volcado el caso Gowex sobre las empresas que cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), está pasando una elevada factura a las compañías -medianas- que utilizan este mecanismo de financiación. Carbures es un buen ejemplo de como la desconfianza puede poner en peligro sus planes de futuro.
En abril la compañía andaluza tenía un plan de crecimiento que le permitiría pasar de una facturación de 162,7 millones en 2014 a 553,8 millones en tres años. Para ponerlo en marcha necesitaba captar 180 millones a través de un crédito bancario, una ampliación de capital y una emisión de bonos.
Con un horizonte bastante despejado, Carbures planeaba también dar el salto al Mercado Continuo, una decisión que se aprobó de forma precipitada en agosto cuando ya se sentían los perjuicios que el escándalo Gowex les acarreaba por cotizar en el MAB. La falta de transparencia de este mercado alternativo aumenta la incertidumbre y tampoco ayuda la ausencia de respuestas de Bolsas y Mercados Españoles (BME), propietaria del MAB, que debería articular una mayor regulación y control.
Conclusión: los planes de crecimiento de empresas como Carbures afrontan serias dificultades. Los bancos exigen nuevas auditorías para dar financiación. Escarmentados por Gowex quieren saber que los contratos firmados concuerdan con la realidad. La ampliación de capital se complica después de que las acciones de Carbures hayan perdido un 45 por ciento de su valor y tampoco está asegurada la emisión de bonos. Una realidad que exige que, al igual que se ha hecho en mercados similares en EEUU y Reino Unido, no se demoren más medidas para asegurar la máxima transparencia y que se pueda distinguir a las empresas