Aunque no lo parezca, ir en autobús puede ser dos veces más caro que hacerlo en tren de alta velocidad. La bajada de precios del AVE ha permitido a Renfe aumentar sus viajeros en un 22%, los mismos que ha arrebatado al transporte por carretera y al avión. No obstante, estos descuentos agresivos ponen en peligro la rentabilidad de los autobuses. Las patronales critican que se trata de una competencia desleal, ya que el tren cuenta con subvenciones que le permiten hacer rebajas. El tema es complejo porque los autobuses no pagan por las carreteras por las que circulan; Renfe, sin embargo, sí construye las vías y paga un canon por su uso. En cualquier caso, la CNMC debe buscar la máxima transparencia y velar para que la competencia sea limpia.