El debate ya está abierto. ¿Le conviene a España pertenecer a la eurozona? Le ha dado carácter oficial ni más ni menos que el último Premio Nobel de Economía, Paul Krugman. En el blog que escribe en el diario The New York Times, el economista estadounidense afirmó que "en el caso de España (como en el de Italia, Irlanda y Grecia), el euro podría estar empeorando las cosas". Por el contrario, agrega que al Reino Unido le está viniendo bien ir por libre porque así puede devaluar su divisa.
Para llegar a dichas conclusiones precisa que Europa no tiene un Gobierno central y que tampoco cuenta con un mercado laboral único, dos motivos que afectan a España y que sólo nos dejan una salida: "Llegar a ser más competitivos", pero como "no se pueden hacer devaluaciones", "la única alternativa [para lograrlo] es recortar los salarios". Y añade que formar parte de la zona euro "no ha inmunizado a los países contra la crisis".
Bien, ¿pero acaso el dólar, la libra esterlina, el yen japonés y cualquier otra divisa lo han conseguido con sus respectivos países? ¿Acaso Reino Unido no está en recesión, no ha sufrido una burbuja inmobiliaria, no ve crecer su paro ni caer su consumo pese a estar fuera del euro? Y sobre todo, ¿acaso Krugman está proclamando la idoneidad de las devaluaciones competitivas, a las que tanto recurría España en otros momentos de la historia? ¿No son esas maniobras sino unas medidas de calado proteccionista -Rusia, por ejemplo, lo está haciendo ahora con el rublo- en unos tiempos en los que coordinación internacional resulta más necesaria que nunca para atajar una crisis como ésta?
"En la crisis del Sistema Monetario Europeo de 1992-93 había un elemento de devaluación competitiva: la depreciación de la libra afectó adversamente al comercio y el empleo de Francia, o al menos así era percibido", ha escrito Krugman acerca de aquel histórico episodio. ¿Ésta es la solución que desearía para España?
"¿Qué pasaría con los tenedores de deuda española si se pudiera devaluar? Verían reducido de forma inmediata el valor de sus activos y los inversores se irían", explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, para subrayar que no todo es de color de rosa cuando se devalúa. "¿Salir del euro? No, de ninguna forma. No sería racional", asevera José Luis Martínez, estratega en España de Citi.
Sí hay consenso en que Europa debe mejorar su integración económica y en que el euro implica una mayor disciplina. En pocas palabras, hay que competir de tú a tú, sin artimañas. "El euro plantea una serie de obligaciones que se deben cumplir en términos de consolidación fiscal, productividad, competitividad y modelo productivo más consistente a medio y largo plazo", agrega Martínez. Pero esto no sólo incumbe a España, sino a todos los eurosocios.
Ah, otra cosa. El euro se depreció ayer hasta los 1,29 dólares, su cambio más bajo desde comienzos de diciembre. Y en 2009 ya cae un 7,7 por frente al billete verde. Todo una depreciación competitiva.