
Tras conocer la segunda revisión del PIB de Estados Unidos correspondiente al segundo trimestre del año, cuando la economía americana creció un 4,2%, su mayor ritmo en cuatro años, uno de los datos que acompañó el análisis del Departamento de Comercio, acaparó la atención de muchos economistas.
Los beneficios de las empresas alcanzaron un máximo histórico en el segundo trimestre, respaldadas por la fortaleza en las ventas finales reales y el gasto del consumidor", señala Jay H. Bryson, economista global de Wells Fargo Securities. De hecho, los beneficios antes de impuestos de las compañías patrias sumaron 72.400 millones de dólares entre abril y junio, llevando el total hasta los 2,2 billones de dólares, un récord para esta categoría.
Dicho esto, las ganancias después de cargos fiscales avanzaron 47.300 millones de dólares, lejos de los casi 150.000 millones de dólares registrados en el primer trimestre de 2018. "La desaceleración de los beneficios después de impuestos corrobora nuestro pronóstico de que el efecto de reforma tributaria solo actuará como un impulso temporal sobre el crecimiento de los beneficios", destaca Bryson.
De hecho, el economista de Wells Fargo Securities reconoce que su equipo estima que normalmente los beneficios antes de impuestos suelen tocar techo entre cinco y ocho trimestres antes de que el ciclo económico se desinfle y el PIB encadene dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, lo que se conoce técnicamente como una recesión.
Obviamente, en estos momentos, no existen probabilidades de que esto ocurra. La Casa Blanca sigue incidiendo en su meta de crecimiento anual del 3% y desde la Reserva Federal de San Luis estiman que la probabilidad de una recesión era el pasado mes de mayo de tan sólo un 1,7%. Sin embargo, es cierto, que el efecto del estímulo fiscal aprobado el año pasado, comenzará a disiparse, especialmente el próximo año.
"Los riesgos de recesión son bajos durante el próximo año, lo que respalda las subidas graduales de tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Aún así, los riesgos de recesión se elevan más sensiblemente en los próximos dos o tres", advierte Torsten Slokm economista global de Deutsche Bank, quien estima que pasarán otros cuatro o seis trimestres antes de que el riesgo de una recesión comience a aumentar significativamente.
Con estas proyecciones en mente, otros economistas comienzan a hacer sus cábalas sobre la hoja de ruta que tomarán el presidente de la Fed, Jerome Powell, y el resto de los funcionarios que componen el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés), el organismo encargado de dictar la política monetaria a este lado del Atlántico.
Desde Capital Economics, su economista global, Andrew Kenningham, estima que al banco central de EEUU sólo le quedan cuatro subidas de tipos más en el horizonte, con dos de ellas completándose antes de que termine este año. "Creemos que el ciclo de ajuste en EEUU finalizará a mediados del próximo año, con el rango objetivo de los fondos de la Fed entre un 2,75% y el 3% ya que hay indicios de que la demanda en los sectores más sensibles a las tasas, incluido el inmobiliario, se están debilitando", aclara.
Por su parte, Kenningham considera que el Banco Central Europeo será el encargado de tomar el testigo de la Fed en septiembre del próximo año. Antes, Mario Draghi y sus chicos pondrán fin a la compra de activos antes de que termine este año y mantendrán el precio del dinero sin cambios hasta el otoño de 2019. En lo que se refiere al Banco de Japón, su gobernador, Haruhiko Kuroda, no moverá ficha probablemente hasta 2020.
En estos momentos, el mercado estima que la Fed completará su ciclo alcista incluso por debajo del rango del 3%, como señalan algunos expertos. Según el indicador FedWatch, que elabora la CME y que mide las expectativas sobre posibles cambios monetarios, el encarecimiento del dinero en EEUU culminará en un rango de entre el 2,50% y el 2,75%.
Las miras están puestas más allá del próximo año. "Si la Fed sube nuevamente las tasas en septiembre y promete volver a subirlas en diciembre, la curva podría invertirse tan pronto como en octubre", reconoce Joseph Lavorgna, economista de Natixis, quien explica que eso significaría que una recesión podría llegar tan pronto como el próximo agosto o tan tarde el mismo mes de 2020. Obviamente, esto no está predestinado.
De nuevo, en Capital Economics, Michael Pierce, calcula que gracias a la rebaja de impuestos aprobada el pasado 22 de diciembre, el PIB avanzará un 2,9% este año, pero a medida que el estímulo se desvanezca y las tasas de interés sigan subiendo, el crecimiento debería reducirse a 2% en 2019 y tocar el 1,3% en 2020. "En este escenario, esperamos que los tipos toquen techo por debajo del 3% a mediados de 2019, y la Fed se vea obligada a recortarlos por primera vez en 2020", avisa.