
El Partido Popular, huérfano desde el viernes pasado de poder ejecutivo, quiere hacer valer su mayoría absoluta en el Senado presentando enmiendas que podrían anular algunas de las inversiones cerradas con el Partido Nacionalista Vasco durante las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado, según fuentes populares, y en el fondo, enmendándose a sí mismo.
"¡La fiesta ha empezado!", advirtió el día de autos un exalto cargo del Ejecutivo de Rajoy, en alusión a lo que veremos en los próximos días con un "oposición firme y responsable". No obstante, fuentes exgubernamentales también aseveran que de ningún modo impedirán que se tramite el grueso de las Cuentas Públicas. Pero hay otro tono, sobre todo al conocer el pacto que Pedro Sánchez cerró con los jeltzales, prometiéndoles mantener los Presupuestos y frenar el adelanto de las elecciones generales.
Ayer, desde el cuartel general de los populares en Madrid, la vicesecretaria Andrea Levy adelantó que su formación no descarta presentar algunas enmiendas -sin especificar cuales- que podrían ir destinadas a retirar inversiones en Euskadi pactadas con el PNV para que apoyase sus cuentas antes de desalojar a Rajoy de La Moncloa con los cinco votos favorables de su grupo a la moción de censura presentada por Pedro Sánchez.
La dirigente popular se atrevió a confesar que cumplirá con su labor parlamentaria, teniendo mayoría absoluta en el Senado, ya que hay un periodo de enmiendas, por lo que el Grupo Popular introducirá "aquellas enmiendas que crea mejor en el texto", dijo Levy.
Y yendo más allá, advirtiendo a Nueva Canarias y, sobre todo a los nacionalistas vascos, antiguos socios de investidura de Rajoy, con quienes pactó el Cupo y el Concierto y negoció dos Presupuestos, además de un techo de gasto, Levy añadió que ahora les toca a ellos asumir sus responsabilidades, o dicho de otro, ver cómo algunas partidas prometidas se quedan en el camino.
Lo cierto es que las modificaciones que el PP introduzca en los PGE podrían ocasionar una situación incómoda para Sánchez, que tendría que buscar una mayoría de votos con la que rechazar las enmiendas aprobadas por el PP en el Senado y así aprobar los PGE tal y como salieron del Congreso, donde el PSOE votó en contra de las cuentas.
Unas Cuentas huérfanas
El Pleno del Senado albergará esta semana el debate de totalidad de unos Presupuestos Generales del Estado que, al contrario de lo habitual, podrían no ser defendidos por ningún miembro del Gobierno. Esta peculiaridad se debe al singular escenario originado por el triunfo de la moción de censura que el pasado viernes otorgó la Presidencia del Gobierno al socialista Pedro Sánchez, y que conlleva que los ministros que conformaban hasta ahora el Gobierno encabezado por Rajoy queden en funciones hasta que el líder socialista forme un nuevo Ejecutivo. Así pues, de esta forma, en función del tiempo que tarden en anunciarse y en tomar posesión los nuevos ministros, el Pleno del Senado podría debatir el martes los PGE con Cristóbal Montoro todavía como ministro de Hacienda y Función Pública en funciones. Sin embargo, ante la nueva situación, éste podría optar por no acudir a la sesión plenaria.
Otra posibilidad es que el martes ya se haya producido el cambio de cartera en el Ministerio de Hacienda y un nuevo ministro ocupe ya dicho cargo y acuda a defender el proyecto. Sin embargo, los acontecimientos ocurridos en la tramitación presupuestaria hasta este momento indican que, salvo sorpresa, las cuentas públicas tampoco serían defendidas por el nuevo ministro, ya que, desde el inicio de su tramitación en el Congreso de los Diputados, el PSOE se ha mostrado en contra de las cuentas elaboradas por el Ejecutivo popular.