
En las últimas décadas, el mercado de trabajo de Estados Unidos - y del resto del mundo- ha tendido hacia una mayor automatización de los trabajos repetitivos y una ampliación del sector terciario que no propicia puestos de trabajo con grandes retribuciones. Así, se ha formado una brecha entre unos pocos empleos con buenas condiciones laborales y una gran cantidad de puestos de trabajo de bajo nivel. El problema es que saltar esta barrera es mucho más difícil de lo que puede parecer: sólo el 5% de trabajadores lo consigue.
Un nuevo estudio en EEUU ha determinado que los trabajadores con menores salarios tienen más posibilidades de acabar desempleados que de lograr un mejor puesto. De hecho, en un plazo de 12 meses, el 70% de los empleados con bajos sueldos permanecía en las mismas condiciones. Por el contrario, el 90% de los que realizaban trabajos con buenas condiciones permanecían en sus puestos un año después.
Así lo recoge el estudio Can low-wage workers find better jobs? realizado por los investigadores Todd Gabe, Jaison R. Abel y Richard Florida para la Reserva Federal de Nueva York. En la investigación han analizado el desempeño laboral de más de 1,3 millones de personas desde 2011 hasta 2017. En él se tienen en cuenta variables como el salario, la cobertura sanitaria de los distintos empleos, el presitigio del puesto y el tiempo de trabajo. Entre los hallazgos destacan que en el 7% de los casos analizados los trabajadores quedaron desempleados y sólo el 5,2% mejoraron sus condiciones laborales, mientras que el 6% pasaron a un empleo similar.
El hecho de que la educación es un factor determinante para encontrar trabajo o para lograr un empleo mejor es algo conocido y casi intuitivo. Pero en este caso los investigadores señalan que tener al menos un título universitario aumenta las probabilidades de conseguir un mejor empleo en un 250%.
La edad también es un factor determinante. Cuanto más jóven es el trabajador, más posible es que mejore sus condiciones laborales, puesto que la movilidad es mayor mientras encuentran un puesto que pueda satisfacerle. Sin embargo, los salarios suelen incrementarse según aumenta la edad del empleado, que también suele ser más conformista con respecto a sus condiciones laborales y tener más aversión a arriesgar las que ya tiene cambiando de empleo.
Otro apunte importante realizado por los investigadores es la mecanización o robotización de los empleos de menor nivel, que no sólo limitará en el futuro el número de personas que trabajen en esos puestos o sectores sino que impedirá que puedan apuntar a un empleo mejor. En este sentido, destacan que la futura implantación de vehículos autónomos puede acabar con muchos miles de puestos de trabajo de transportista, como los camioneros, un empleo que se encuentra entre los mejor posicionados para poder dar el salto a otro de mayor categoría.
En la misma línea, aquellas personas que trabajan en puestos de bajos sueldos en el sector alimentario, sanitario o de asistencia social son los que más problemas tienen para mejorar sus condiciones, mientras que en los sectores de la hostelería y el turismo tienen menos riesgo de perder su puesto de trabajo. Finalmente, los más perjudicados son aquellos dedicados a la agricultura, la pesca o la caza, así como gestión de residuos, quienes son más proclives a pasar a engrosar las listas de desempleo.
Por todo ello, el estudio destaca la necesidad de que las empresas ayuden a formarse a los trabajadores, incrementando su capital humano, brindando especialmente a las personas sin estudios la posibilidad de subir en la escala laboral. Pero, pese a todo, mientras el proceso de automatización siga adelante, parece claro que el número de puestos de trabajo de gran nivel se incrementará levemente, mientras que el número de empleos de bajo rango que se destruirán será cada vez mayor, una problemática a la que tendrán que enfrentarse todas las economías desarrolladas en unos pocos años.