
El camino hacia la independencia emprendido por los últimos presidentes de la Generalitat no ha sido en vano y ha tenido su fiel reflejo en el dinero de los depositantes catalanes que abandonaba la autonomía a cada paso hacia el soberanismo. Desde que Artur Mas llegó a la presidencia en 2010, seguido cinco años después por Carles Puigdemont y hasta diciembre de 2017, Cataluña ha perdido casi el 26% de sus depósitos, es decir, 52.900 millones de euros.
La mayor fuga se ha vivido en el último trimestre del año pasado, coincidiendo con el referéndum del 1 de octubre y la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), que provocó una salida de fondos de 31.400 millones de euros. Esta huida supuso un 17% de depósitos menos en Cataluña en el último trimestre de 2017, hasta reducirse a 153.334 millones, el nivel más bajo desde junio de 2006. No obstante, a cada hito independentista le ha seguido de manera inmediata una fuga de fondos.
La llegada de Artur Mas a la Generalitat provocó una salida de 5.412 millones de euros en depósitos. Diciembre de 2010 cerró el año con un saldo en estos fondos de 206.317 millones y, tres meses después, en marzo de 2011, la cifra se redujo un 2,63%, hasta los 200.905 millones de euros. La siguiente gran bajada de depósitos llegó en el segundo semestre de ese año. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) obligó a la Generalitat a adaptar su modelo lingüístico para que el castellano también fuera lengua vehicular. El fallo, que llegó a inicios de septiembre, alentó una masiva manifestación por la independencia secundada por 10.000 personas en la Diada. Mas aprovechó su discurso en el día de la región para hacer una severa proclama independentista. En este segundo trimestre del año los depósitos cayeron en 7.756 millones.
Fricción con el resto de España
El entonces presidente de la Generalitat no sólo comenzó a endurecer su discurso hacia el independentismo sino que hizo patente la fricción con el resto de España al anunciar en diciembre de 2013 la convocatoria de una consulta soberanista que, finalmente, se celebraría el 9 de noviembre de 2014. El anuncio volvió a hacer mella en los depósitos con una salida de casi 6.000 millones entre diciembre de 2013 y marzo de 2014, cerrando el primer trimestre de dicho ejercicio en 195.055 millones. Desde entonces, los depósitos catalanes nunca recuperarían la cota de los 200.000 millones.
Sin embargo, la gran caída no se produciría hasta la llegada de Carles Puigdemont a la Generalitat. Aunque las elecciones autonómicas fueron tres meses antes, la CUP puso trabas a la investidura de Mas quien, finalmente, en enero de 2016 propuso el nombre de Puigdemont para su sucesión. Tan sólo en el primer trimestre de ese año, con el nuevo presidente recién investido, la fuga de depósitos alcanzó otros 13.028 millones de euros.