
La recuperación que emprendió la economía española a partir del año 2013 se deja ya sentir en las perspectivas de las empresas familiares de nuestro país, que son hoy el doble de optimistas sobre la evolución de su negocio de lo que lo eran hace cuatro años. Así se desprende del VI Barómetro de la Empresa Familiar, que refleja que el 80% de los encuestados manifiesta una impresión "positiva" o "muy positiva" respecto a la situación económica en la que operará su compañía en los próximos doce meses.
Así, en la comparativa con las ediciones anteriores de este análisis, que elabora anualmente KPMG en colaboración con las Asociaciones Territoriales vinculadas al Instituto de Empresa Familiar, se observa una continuidad de la tendencia iniciada hace cuatro ejercicios: en 2013 solo el 42% de las empresas familiares expresaba perspectivas positivas en torno a la evolución de sus negocios. A partir de entonces, el Producto Interior Bruto (PIB) retomó la senda de crecimiento con tasas de variación interanual nuevamente positivas y, en años posteriores, asistimos a una recuperación significativa de la confianza, hasta el nivel máximo actual.
"Los resultados del barómetro llevan a pensar que en los últimos años se ha asentado entre los empresarios familiares un clima de optimismo expectante", en opinión de Ramón Pueyo, socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España, quien considera que los empresarios familiares son un buen indicador adelantado del rumbo que está tomando la economía".
Los responsables del barómetro, que recoge las respuestas de 284 empresas familiares españolas entre junio y agosto de 2017, especifican que la confianza en el futuro se sustenta en los buenos resultados registrados este año en términos de facturación, empleo e internacionalización. En concreto, una mayor proporción de empresas familiares ha incrementado o mantenido su facturación, mientras que solo el 8% la ha visto reducida. En términos de empleo, nada menos que un 94% ha aumentado o mantenido su plantilla, y el 76% declara tener ya presencia en mercados extranjeros.
Estas cifras corroboran el clima de optimismo que existe hoy entre los empresarios. "Tras la incertidumbre, sus agendas están más enfocadas en cuestiones como la innovación de los modelos de negocio y la influencia sobre las capacidades de las compañías o asuntos relacionados con cómo crecer y ganar tamaño", apunta Pueyo.
Respaldadas por las buenas perspectivas, las empresas familiares españolas incluyen nuevas inversiones en sus planes estratégicos. A la hora de establecer sus prioridades, los negocios continúan un año más priorizando la mejora de la rentabilidad, en el 70% de los casos, así como el incremento de la facturación (52%) y la innovación (34%). Además, aspectos como la atracción del talento (28%) o el adelanto de la salida a nuevos mercados (26%) han sido algunas de las prioridades que más han crecido en importancia para los empresarios familiares españoles. Además, dado el optimismo con el que estas compañías encaran el futuro, no sorprende que una gran proporción de ellas (hasta el 84%) incluyan en sus hojas de ruta planes de inversión para los próximos doce meses.
La competencia, el gran reto
Pero a pesar del optimismo generalizado, las empresas familiares se enfrentan también a un entorno complejo que no está exento de retos. En este sentido, un 51% señala la creciente competencia como el principal desafío al que se enfrentan en la actualidad. La necesidad de contar con profesionales cualificados, indicado por un 40%, y la disminución de la rentabilidad, señalada por un 32%, le siguen como las principales trabas observadas por las empresas familiares españolas.
Por su parte, la incertidumbre política, que en la edición anterior ocupaba la primera posición entre los grandes desafíos, retrocede hasta la cuarta posición en esta ocasión. De forma similar, el acceso a la financiación ha dejado de ser uno de los principales retos, hasta el punto de que el 82% de las empresas encuestadas afirma no haber tenido problemas para obtener crédito en este último año.
Por otro lado, entre las peticiones de los empresarios, la bajada de los impuestos vuelve a situarse en primer lugar. El 38% cree que una disminución de tipos impositivos repercutiría positivamente en las perspectivas de crecimiento de su compañía. Además, los encuestados consideran que una regulación laboral más flexible y la reducción de los costes laborales no salariales también tendría un impacto favorable en su negocio (en ambos casos, un 35%).
Asimismo, el 34% las compañías creen que la reducción de la burocracia mejoraría sus perspectivas de crecimiento, mientras que las mejoras en educación y formación se sitúan por primera vez entre las principales peticiones de las empresas, con un 23%.