Economía

Holanda mide la fortaleza del populismo de Geert Wilders

  • El primer ministro Rutte le ganaría las elecciones por poco, según sondeos
Foto: Reuters

La preocupación predomina ante las elecciones de este miércoles en Países Bajos, donde los euroescépticos podrían dar una desagradable sorpresa ante la posibilidad de que el populista Partido por la Libertad (PVV) del ultraderechista Geert Wilders se convierta en primera fuerza.

Las últimas encuestas muestran que el líder extremista está ligeramente por debajo del actual primer ministro, el pragmático Mark Rutte, del Partido Liberal (VVD), que en los últimos días ha recuperado terreno. Rutte aspira a obtener un tercer mandato al frente de una de las economías más importantes de la eurozona, en uno de los miembros fundadores de la UE. Destacan sus seis años de experiencia, lo que le sirve para presentarse como la única alternativa seria a Wilders. Los datos macroeconómicos que presenta son bastante positivos tras años de políticas de austeridad: el paro es del 5,4%, el déficit público está en el 1%, la deuda pública representa el 63% del PIB y la cuenta exterior registra casi un 10% de superávit. Por el contrario, el socialdemócrata Partido del Trabajo (PvdA) y los democristianos (CDA) están a la baja.

Muchos de los que tienen intención de votar a Wilders no se consideran racistas, pero afirman que es el único político que se atreve a hablar de los problemas de la gente común. En su discurso, Wilders demoniza y criminaliza el islam, presentándolo como una amenaza a los "valores nacionales" y considerando que no es una religión, sino una ideología "totalitaria" contra la que no se puede ceder más.

Wilders explota el sentimiento de orgullo nacional y rechazo a lo diferente entre las clases bajas y medias afectadas por los cambios que experimentó la sociedad holandesa en los últimos cuarenta años, entre los que se incluye la llegada de inmigración musulmana. El fenómeno se incrementó con la reciente crisis de los refugiados procedentes de Siria e Irak.

Junto al "peligro de la islamización", las medidas de austeridad del Ejecutivo copan la campaña del PVV. De forma astuta, Wilders culpa de todo a las regulaciones de Bruselas. Siguiendo la fórmula populista que ya ha venido dando tan buenos resultados, capitaliza el malestar y el temor de los holandeses en el actual contexto de incertidumbre global. Además, culpa a las "élites progresistas" de los males del país y promueve la salida de la UE, ofreciendo el Nexit -variable holandesa del Brexit- como la única solución a todos los problemas.

Así, la combinación de recortes sociales y llegada de más inmigración abonó el terreno para el despegue del Partido por la Libertad, una fuerza política institucionalizada en Holanda desde hace más de 10 años, aunque todavía sin una estructura de partido, ya que empieza y acaba en la figura de Wilders, "el Trump holandés".

El fundador del populismo xenófobo en Países Bajos fue Pim Fortuyn, un intelectual que destapó la caja de los truenos con un discurso políticamente incorrecto y crítico con el islam. Dos años después, en 2004, Holanda se conmocionaba con el asesinato del provocador cineasta Theo Van Gogh a manos de un joven de origen marroquí y musulmán. El modelo de convivencia multicultural holandés, ya agrietado, quedó en entredicho.

Wilders también ha prometido "devolver Holanda a los holandeses" y expulsar de los barrios a "la basura marroquí". Utilizándola como chivo expiatorio, el líder del PVV se vale de esta comunidad para intentar ganar las elecciones, pese a que representa poco más del 2% de la población de Holanda.

Un Parlamento fraccionado

El islam es la segunda religión más practicada en los Países Bajos, tras el cristianismo. Cerca del 5% de los ciudadanos holandeses son musulmanes, según las cifras oficiales. La mayoría residen en cuatro ciudades: Ámsterdam, Rotterdam, La Haya y Utrecht. La llegada, en los años sesenta y setenta, de mano de obra migrante desde Turquía y Marruecos fue el factor que catapultó el número de practicantes de esta religión.

Un total de 28 partidos políticos, número récord desde la Segunda Guerra Mundial, luchan este miércoles por obtener la papeleta de 12,9 millones de potenciales electores y por repartirse los 150 escaños de la Cámara Baja del Parlamento. La política en Países Bajos ha estado marcada por el debilitamiento de los tres principales partidos de centro, derecha e izquierda. La particularidad holandesa, sin embargo, consiste en el crecimiento paralelo de una serie de partidos más pequeños con intereses específicos, muchos de ellos recién constituidos. Se calcula que unos 14 conseguirán representación, y ocho de ellos podrían obtener más de 10 escaños.

Un triunfo electoral de Wilders daría alas a la ultraderecha en Francia y en Alemania. Es la primera de la serie de citas cruciales que afrontará Europa en 2017.

La coalición sin el PVV, tarea postelectoral

Incluso quedando primera fuerza, es prácticamente imposible que el PVV alcance el Gobierno. Ningún partido está dispuesto a pactar con Geert Wilders, incluso aunque sea el más votado: algunos sondeos le dan hasta 24 de los 150 escaños.

El liberal Mark Rutte, que ganaría las elecciones con entre 24 y 29 escaños, ha anunciado que su preferencia es entenderse con Demócratas 66 (15-20 diputados) y Llamada Democristiana (17-23 asientos). Precisamente, el líder del socioliberal y europeísta D66, Alexander Pechtold, puede convertirse en la clave de las negociaciones postelectorales. Este candidato apuesta por un Gobierno progresista "de centro" formado por los liberales y los democristianos.

Por su parte, los laboristas del PvdA (9-13 diputados) y el Partido Socialista (13-16 representantes) prefieren tener como socios a los ecologistas de GroenLinks (14-20 escaños). El hasta ahora segundo partido holandés puede ser el gran perdedor de las elecciones por su apoyo a los recortes. Mientras tanto, los Verdes están en rápido crecimiento. Las tras formaciones insisten en que no habrá coalición con el PVV.

Por tanto, las opciones de Wilders residen básicamente en Unión Cristiana (5-6 asientos) y 50Plus (4-6 diputados), un partido centrado en los derechos de los jubilados.

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