
Los roces entre la administración de Donald Trump y la Unión Europea afloraron incluso antes de su desembarco en la Casa Blanca el pasado 20 de enero. En su papel como candidato, el republicano cuestionó la Alianza Transatlántica, apoyó el Brexit y abonó el terreno para lo que podría convertirse en una guerra comercial en detrimento de la globalización.
Más recientemente, su representante comercial, Peter Navarro, acusaba directamente a Alemania, la mayor economía europea, de utilizar el euro como herramienta para fomentar sus exportaciones mientas los rumores apuntan que Steve Bannon, el estratega jefe del presidente, reconoció al embajador germano en Washington su escepticismo sobre la Unión Europea, justo una semana antes de que el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, respaldase el compromiso de su país con el Viejo Continente en Bruselas.
Sin embargo, el martes Trump mostrará una cara más amable a la canciller alemana Angela Merkel, dispuesto a escuchar las posiciones de la germana en lo que a Rusia se refiere así como otros asuntos en la agenda que incluyen, desde el gasto en defensa por los miembros de la OTAN, los refugiados sirios o la Unión Europea. "Será un encuentro cordial y positivo", señalaron oficiales desde la Casa Blanca la semana pasada. "El presidente está muy interesado en escuchar las perspectivas de Merkel a la hora de interactuar con (Vladimir) Putin", añadieron destacando el "interés" de Trump por conocer más detalles de cómo negociar con Rusia. En este sentido, el líder de la primera potencia mundial buscará el consejo de la canciller sobre qué papel debe jugar Washington en el conflicto ucraniano. Los portavoces de la administración Trump consideraron que el presidente está impresionado con el papel que tanto Alemania como Francia han jugado en busca de la paz, no sólo en Ucrania sino también en otros países como Afganistán.
Otro tema que Trump sacará a relucir será la necesidad de que Alemania de ejemplo a otros miembros de la OTAN e incremente su presupuesto en defensa hasta el 2 por ciento de su PIB, un objetivo que Berlín pretende alcanzar en 2024.
La persuasión de la canciller
Por su parte, Merkel planea una doble estrategia en su primer cara a cara con el actual presidente del Despacho Oval, según publican los medios alemanes. Por un lado, busca forjar una relación más personal con el republicano, pese a los controvertidos mensajes de su administración, como ocurrió en Italia durante la era de Silvio Berlusconi. Una ten con ten que dio sus frutos cuando la alemana no tuvo problema alguno para que el malogrado primer ministro italiano apoyase en diciembre de 2008 las propuestas climáticas de la canciller.
Una capacidad de persuasión que los allegados a Merkel esperan que funcione de nuevo el martes. Aún así, la lideresa germana se encargará de ser muy clara con su homólogo estadounidense de que Berlín está preparado para enfrentar una guerra comercial con Washington si las circunstancias llegasen a requerirlo. De todas formas, la canciller viajará a la capital estadounidense acompañada por el consejero delegado de Siemens, Joe Kaeser, y el capitán de BMW, Harald Krüger, según el acuerdo alcanzado con Pence en la Conferencia de Seguridad celebrada el pasado febrero en Munich.
Tanto Kaeser como Krüger tendrán como labor principal explicar a Trump el número de empleos que sus compañías generan en EEUU así como otros aspectos de sus operaciones en el país. Con su bagaje como empresario, Merkel cree que el inquilino de la Casa Blanca confiará más en los detalles que ambos ejecutivos puedan brindar directamente al mandatario.