
El Gobierno británico mantiene los mecanismos que guiarán su estrategia para la salida de la Unión Europea bajo secreto de sumario. La publicación del esperado libro blanco prometido por Theresa May la semana pasada confirmó la anunciada intención de abandonar el mercado único y la unión de tarifas, pero perpetúa las incógnitas acerca del futuro de los 3,3 millones de ciudadanos comunitarios afincados en las islas, así como la fórmula con la que Reino Unido pretende sellar un acuerdo de libre comercio que le permita el "máximo acceso posible" al mercado común.
Como temían los diputados que aspiran a un mayor escrutinio de los planes para el divorcio, el documento difundido este jueves se limita a recoger las pautas avanzadas por la premier en su discurso del mes pasado, en el que facilitó las claves que guiarán la negociación. Como consecuencia, pese a ratificar claves como la ruptura con el bloque comercial, las incógnitas permanecen acerca del modelo sin precedentes que May ha anticipado.
Así, el libro blanco de 77 páginas, rechaza las fórmulas existentes, como la suiza o la noruega, si bien avanza que Londres intentará "mantener elementos" del mercado común en determinadas áreas, lo que abre la posibilidad a acuerdos específicos para ciertos sectores. El problema estará en la reticencia del continente a permitir a su futuro socio elegir con qué quiere quedarse del sistema vigente.
A su favor, el Ejecutivo británico tiene el comodín de la City, cuya protección, como único centro de referencia europea, interesa tanto al bloque como a Londres, puesto que la práctica totalidad de los veintisiete miembros restantes dependen de los gigantes financieros para su propia financiación.
Por ello, el documento traza un complicado equilibrio entre la conciliación, basada en la conveniencia de una "salida suave y beneficiosa mutuamente", y una demostración de fuerza que el Gobierno despliega con la amenaza velada de que prefiere acabar sin acuerdo a aceptar uno que no le encaje.
Asimismo, se confirma el interés por evitar el "precipicio" y la disposición a aceptar acuerdos transitorios, incluso, y esto es novedad, en materia de inmigración, dado el impacto que los cambios tendrán sobre la economía. Aún así, de momento, esta aparece en buena posición: el jueves el Banco de Inglaterra elevaba su previsión de crecimiento para este año al 2%, el mismo ritmo que marcó el PIB de 2016 y más del doble del 0,8% que calculó en agosto.