
El Fondo Monetario Internacional publicaba en Washington la última actualización de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) donde Maurice Obstfeld, su economista jefe y su equipo mantienen intactas sus previsiones para la economía global, que este año crecerá un 3,4% y el que viene dos décimas más. Aún así, las proyecciones son dispares según la región.
"Las vulnerabilidades incluyen una mayor antipatía popular hacia el comercio, la inmigración y el compromiso multilateral en Estados Unidos y Europa", reconocía el propio Obstfeld durante la rueda de prensa convocada para dar a conocer estos números. El economista también ha citado "los amplios niveles de deuda pública y privada; el cambio climático en curso además algunos países avanzados, donde el lento crecimiento continúa así como las presiones deflacionarias".
Los funcionarios de la institución liderada por Christine Lagarde observan una mejora de las economías avanzadas este año y el que viene, gracias al fortalecimiento de la actividad durante el segundo semestre de 2016 y al estímulo fiscal previsto en Estados Unidos. La economía más grande del planeta, que el año pasado creció sólo un 1,6%, se expandirá este año un 2,3%, una décima más de lo previsto el pasado octubre por Fondo, y cogerá aún mayor brío en 2018, cuando se espera un crecimiento del 2,5%, cuatro décimas más de lo anteriormente cotejado.
"Este pronóstico está basado en el supuesto de cambios en el espectro de políticas adoptadas por el nuevo gobierno estadounidense, con los consiguientes efectos de contagio a escala internacional. En este momento, el personal técnico prevé cierto estímulo fiscal a corto plazo y una normalización menos gradual de la política monetaria", reza el informe presentado en la capital estadounidense donde se asienta la sede del FMI.
En este sentido, las economías avanzadas dejarán sentir el repunte estadounidense y crecerán un 1,9% y un 2% en 2017 y 2018, una mejora de una y dos décimas respectivamente cuando tomamos como referencia las cifras dadas a conocer durante la reunión anual del Fondo el pasado octubre. Aún así, el equipo liderado por Obstfeld recomienda que la política monetaria debe seguir siendo acomodaticia, apoyándose, según sea necesario, en estrategias no convencionales. Ahora bien, la política monetaria por sí sola no puede estimular la demanda en forma suficiente; por eso consideran fundamental el respaldo fiscal a fin de crear impulso.
Algo que la próxima administración de Donald Trump tienen presente y previsto adoptar una vez tome posesión de su cargo. "Las políticas de estímulo podrían tener un efecto más benéfico para la actividad que el que reflejan los pronósticos actuales, y eso también reforzaría el repunte de la actividad de los socios comerciales a menos que los efectos de contagio positivos se vieran atenuados por políticas comerciales proteccionistas", determinaron los expertos del Fondo.
Al respecto, desde la institución advierten que algunas otras propuestas del republicano como el aumento de las restricciones al comercio mundial y a la migración "dañaría la productividad y los ingresos, y golpearía inmediatamente el ánimo de los mercados". Tampoco hay que olvidar que muchas economías avanzadas siguen teniendo problemas de balance, un déficit prolongado de la demanda privada y la falta de avance adecuado de las reformas (incluido el saneamiento de los balances bancarios) algo que podría reducir permanentemente el crecimiento y la inflación, con implicaciones negativas para la dinámica de la deuda.
Las perspectivas de crecimiento han empeorado marginalmente en las economías de mercados emergentes y en desarrollo para este año, donde las condiciones financieras son, en términos generales, menos favorables. Las perspectivas de crecimiento a corto plazo de China han sido revisadas al alta gracias al estímulo proyectado de la política económica, y a la baja en una serie de otras economías grandes, entre las que se destacan India, Brasil y México.
En el caso del gigante asiático, el FMI ha mejorado su perspectiva de crecimiento hasta el 6,5%, 0,3 puntos porcentuales más que el pronóstico de octubre, gracias a la expectativa de que se mantengan las políticas de estímulo. Ahora bien, estas medidas también plantean el riesgo de una desaceleración más fuerte o un ajuste brusco que puede verse exacerbado por las presiones generadas por la salida del capital.
En América Latina, la revisión a la baja del crecimiento refleja en gran medida una menor expectativa de recuperación a corto plazo en Argentina y Brasil tras cifras de crecimiento que defraudaron las expectativas en torno al segundo semestre de 2016, condiciones financieras más restrictivas y vientos en contra más fuertes para México debido a la incertidumbre relacionada con EEUU, así como el deterioro ininterrumpido de la situación en Venezuela.