
La economía española ha recuperado el ritmo que tenía en 2007, antes de la crisis. Los datos de 2016 han sido positivos tanto en volumen (entre este año y el próximo se recuperará el importe de los mejores trimestres de la historia de España), como en tasa de crecimiento (acumula seis trimestres consecutivos con una mejoría interanual superior al 3% y la media del próximo rondará el 2,7%, según las previsiones). Subir el salario un 1% a los funcionarios elevará el gasto en 1.200 millones.
A los bolsillos de los ciudadanos les ha costado algo más encontrar la senda de la recuperación y están regresando ahora al nivel precrisis después de varios años de estancamiento.
El turismo, que batirá un año más el récord de visitantes extranjeros, es uno de los principales responsables de este buen ritmo de crecimiento. A falta de contabilizar el mes de diciembre, España ya ha tenido más turistas extranjeros que en todos los ejercicios anteriores completos, a excepción de 2015. La cifra de 70 millones de visitantes, que parecía inalcanzable hace unos años, parece que se hará realidad al final del año.
Y, además, la mejoría también del turismo interior ha ayudado a otras cifras. Por ejemplo, las de los aeropuertos españoles, que acumulaban hasta noviembre 215 millones de pasajeros, un 10,9% más que un año antes. Un crecimiento de dos dígitos que tampoco se conocía desde los años previos a la crisis.
Récord exportador en 2016
Las exportaciones son otro de los sectores que marca récord este año. Los 210.292 millones de euros registrados hasta octubre suponen un nuevo máximo histórico y un crecimiento del 0,9% respecto al mismo periodo del año pasado.
Y singularmente buenos, tanto en el interior como en el exterior, están siendo los datos del sector automovilístico: sus exportaciones crecen a un ritmo del 7,4% y, en el interior, las ventas de coches ya han superado en once meses las del año pasado. Gracias al Plan PIVE, se han matriculado más de un millón de turismos en once meses y las ventas al final de año serán similares a las de 2008. No obstante, a pesar de estos buenos números, las matriculaciones aún están muy lejos de las cifras de años anteriores.
La construcción aporta la mitad que en 2007
Pero si hay un sector que sigue a años luz de los niveles del boom es el de la construcción. A pesar de la recuperación de los últimos trimestres (lleva ocho consecutivos en positivo), su aportación al PIB en el tercer trimestre de 2016 fue de 77.200 millones de euros, poco más de la mitad de lo que suponía en los años 2006-2007.
Por el momento, el sector está consiguiendo mejorar ligeramente algunas de sus cifras, pero tanto el número de hipotecas como el de las viviendas iniciadas apenas han recuperado los niveles de 2011 y están aún muy lejos de los niveles precrisis. Lo que sí ha cambiado, debido a la bajada de precios de la vivienda, es la renta necesaria para adquirir una vivienda: 6,5 años, frente a los casi 9 que se registraron en 2010.
El empleo echa de menos el ladrillo
Esta recuperación a medio gas de la construcción ya apenas se nota en el PIB, pero sí se resiente el empleo. El sector ocupa actualmente a algo más de un millón de personas en España, frente a los 2,4 millones que llegó a representar en los años 2006 y 2007. Entonces, el 12% de los trabajadores se dedicaban al ladrillo y ahora es justo la mitad.
Y esa diferencia de más de un millón de personas trabajando en la construcción no se ha ocupado en otro sector y hace que la afiliación no se esté recuperando al mismo ritmo que la economía. Mientras el PIB ronda ya los niveles de 2007, la cifra de afiliados (17,78 millones en noviembre) es casi un millón y medio menor que la existente entonces. Y la de parados (3,7 millones), más de 1,6 millones de personas mayor que la que había en 2007.
La recaudación no remonta y la deuda pública no baja
Y si el empleo echa claramente de menos al ladrillo, también lo hace Hacienda. A pesar de que todos los impuestos tienen tipos mayores a los que había antes de la crisis, la recaudación no termina de repuntar. De hecho, en los once primeros meses del año, los ingresos fiscales han sido un 1% inferiores a los del mismo periodo del año pasado. La rebaja del IRPF, que ha costado 3.500 millones hasta noviembre, es uno de los motivos de la caída de la recaudación fiscal. Con esta lenta recuperación de los ingresos, el cumplimiento de los objetivos de déficit está siendo más lento de lo esperado.
Y el Gobierno, por ahora, tampoco está consiguiendo su objetivo reducir significativamente la deuda pública. Según los datos del Banco de España, en el tercer trimestre de 2016 continuaba por encima del 100% del PIB y las únicas rebajas que se han producido han sido por el aumento del PIB ya que en valores absolutos la deuda continúa aumentando, aunque a menor ritmo que en años anteriores.
Por este motivo, el objetivo de deuda marcado para 2020 por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, del 60% del PIB, no se conseguirá hasta el año 2039, según las últimas previsiones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).