Economía

China podría estar incubando la 'enfermedad' que sufre Japón desde los 90

  • El crecimiento chino de los últimos años se ha apoyado en el crédito

Japón, a pesar del prolongado estancamiento económico que está sufriendo, se encuentra todavía años luz de China. No obstante, el gigante asiático podría estar cometiendo los mismos errores que han llevado al país nipón a 'perder' dos décadas. Pero además, Pekín cuenta con un factor que aumenta la gravedad del problema, y es que podría ver cómo se paraliza su economía antes de ser un país totalmente desarrollado. | Las reservas chinas caen a mínimos de 2011

Cuando la economía de Japón dejó de crecer allá por 1992, el PIB per cápital en paridad de poder adquisitivo ya superaba los 30.000 dólares. Mientras tanto, la economía de China podría haber comenzado a apagarse cuando el mismo indicador marca unos 13.000 dólares por cabeza. 

"Como Japón, creemos que China se enfrentará a un periodo de lento crecimiento", aseguran desde el departamento de estrategia de Goldman Sachs. Desde la agencia de calificación Moody's señalaron en mayor que la economía crecería por debajo de los niveles vistos, "con la posibilidad que el PIB se estanque".

China, al igual que Japón, se ha podido exceder en el uso del crédito barato y la deuda durante los últimos años para alimentar el crecimiento económico. El crecimiento de China ha sido sano durante décadas, pero en los últimos años (sobre todo desde 2007) se ha apoyado en el crédito que a veces ha ido a parar a sectores que producen bienes no exportables, como la vivienda.

Deuda y zombies

Como Japón en los años 80, las empresas chinas han acumulado mucha deuda. La deuda total en Japón (de todos los sectores) respecto al PIB, se elevó en 80 puntos porcentuales entre 1980 y 1990, hasta alcanzar el 275% del PIB. En China, este salto ha sido de más de 100 puntos porcentuales entre 2007 y 2015, hasta alcanzar el actual 255% sobre el PIB. 

Algunos economistas aseguran que esta deuda no es un problema, puesto que en su mayor parte es deuda doméstica, es decir, son chinos que deben dinero a otros ciudadanos chinos, bancos públicos que han prestado dinero a empresas públicas, etc. 

Sin embargo, la experiencia de Japón sugiere otra cosa. Una nación con grandes superávits comerciales y unos niveles de ahorro importantes a principios de los 90, no pudieron evitar la crisis financiera y los efectos de una burbuja de deuda. 

China puede aprender algo de la experiencia japonesa. Las autoridades niponas respondieron al estallido de la burbuja con más crédito y con políticas monetarias expansivas para evitar la caída de las empresas en problemas. Esta forma de actuar creó zombies empresariales que al final eran un lastre para el crecimiento y la productividad. 

Afortunadamente para China, en economía nada es inevitable. Las autoridades de Pekín aún pueden esquivar el desenlace a la japonesa, tienen que buscar el antídoto para no contagiarse con esa enfermedad. China necesita implementar reformas muy importantes, mientras no se ejecuten estos cambios el riesgo de acabar 'japonizada' irá en aumento. Y es que, tanto Pekín como Tokio ha sufrido el mismo defecto fatal: una tremenda falta de voluntad para renovar un modelo de crecimiento que ya no funciona.

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