
Renacido al calor de la debacle financiera de 2008, el foro del G20 continúa siendo una cita anticrisis, el apagafuegos de los líderes mundiales para el torrente de calamidades que a menudo les amenaza.
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, viajó ayer hasta la ciudad china de Hangzhou a esta cita con dos de estas crisis en la mochila: la incapacidad de los partidos españoles para salir del bloqueo político tras dos elecciones y casi un año de parón y, tal y como confirmó allí mismo el titular de Economía en funciones Luis De Guindos, el hecho de que será muy difícil que España apruebe un borrador de Presupuestos antes del 15 de octubre que exige Bruselas.
Antes y, aunque la economía española ya no pone en aprietos la estabilidad mundial, varios líderes mundiales se acercaron para interrogar a Rajoy por la situación española, entre ellos el presidente de EEUU, Barack Obama, el argentino Mauricio Macri, el mexicano Enrique Peña Nieto, el francés Francois Hollande, el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la canciller alemana, Angela Merkel,
En su discurso ante los líderes mundiales, el jefe del Ejecutivo español intentó calmar a la comunidad internacional resaltando la robustez de la recuperación española. Y en un añadido que no estaba incluido en su discurso, Rajoy advirtió que el bajo crecimiento económico está detrás del auge del populismo. Y, al mismo tiempo, los populistas son los principales enemigos de las reformas estructurales necesarias para impulsar las economías y favorecer su apertura.
Pero a pesar de que España, invitada permanente al G20, puede presumir de crecimiento del PIB, la situación no pinta nada buena para el país. A medio plazo, la economía da señales de desaceleración, tal y como reconoció ante un grupo de periodistas el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, quien también participó en la cumbre. Y a corto plazo será "muy difícil, prácticamente imposible" que podamos presentar un borrador de Presupuestos para 2017 antes del 15 de octubre, como marcan las normas de la UE, admitió.
Esto deja en el aire el hecho de que las autonomías puedan contar con el nuevo techo de gasto para elaborar sus cuentas de 2017.
El Ejecutivo en funciones se verá obligado a prorrogar el presupuesto actual añadiendo las variables económicas esperadas para el próximo ejercicio, pero sin el esfuerzo estructural de 10.000 millones de euros que ha exigido Bruselas hasta 2018.
Más cerca de la sanción
Sin estas nuevas medidas, que deben ayudar a reducir el déficit hasta el 2,2% del PIB durante los próximos dos años, España esta vez sí que se vería sin posibilidades para escapar de una multa de Bruselas que ya no sería del 0,2% del PIB, sino del 0,5 (unos 5.000 millones de euros) por no cumplir con las recomendaciones del Consejo Ecofin de la UE para enmendar las cuentas públicas, además de la posible congelación de algo más de 1.000 millones en fondos estructurales.
Desde Economía recuerdan que, aunque el límite para enviar el borrador presupuestario es mediados de octubre, la fecha límite para presentar las medidas correctoras del déficit son cuatro meses desde que el Ecofin adoptara su recomendación sobre el procedimiento de infracción a España, ratificado el pasado 8 de agosto. Así, Madrid contaría con un mes y medio adicional para enmendar el rumbo fiscal si finalmente se forma Gobierno.
Guindos explicó en el G20 la situación al comisario de Economía, Pierre Moscovici, y al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, defensor a ultranza de la disciplina fiscal que sin embargo fue clave en el perdón de la multa a nuestro país cuando ya se daba por hecho el pasado julio.
A pesar de la complicada situación, Rajoy intentará aprovechar la cita en Hangzhou, que concluye hoy, para desempolvar su agenda internacional. El líder del PP se reunirá con los presidentes de China, Xi Jinping, de Argentina, Mauricio Macri, y de Brasil, Michel Temer. Desde Moncloa subrayaron la importancia de la cita con los dos líderes latinoamericanos, dado no sólo la relevancia de ambos países para las empresas españolas, sino también por suponer un cambio de aires en las relaciones de España con los antiguos dirigentes de Argentina y Brasil.
Respecto a China, España dejará el peso de la ofensiva diplomática a los responsables de la UE en el espinoso asunto de la crisis del acero en Europa, que también afecta a nuestra economía. El presidente del Ejecutivo comunitario, Jean Claude Juncker advirtió que "no podemos aceptar" que se hayan destruido más de 10.000 empleos en las acerías europeas en los últimos años, por lo que consideró "crucial" que China acepte vigilar la sobreproducción de su acero, dado el hundimiento de precios que ha contribuido a provocar.
La otra gran preocupación para los europeos es la crisis de los refugiados, por lo que Juncker urgió a las principales naciones a que acojan a más desplazados, o al menos aporten más recursos económicos, cuando la comunidad internacional se reúna a finales de este mes en una cumbre en EEUU sobre este tema.