Economía

Ildefonso Guajardo: "El sector energético mexicano se abrirá y será parte de un pacto con la UE"

El secretario de Economía (ministro) de México, Ildefonso Guajardo. Foto: Reuters.

El secretario de Economía (ministro) de México, Ildefonso Guajardo, visitó Bruselas este pasado lunes con el fin de lanzar las negociaciones para cerrar un nuevo acuerdo comercial con la UE. En una entrevista con elEconomista, señala que aspira a conseguir un acuerdo ambicioso en tan sólo un par de años.

Se le ve muy optimista de cara a las negociaciones que van a empezar este mes. Pero las experiencias recientes de negociaciones comerciales de la UE, tanto con Canadá como con EEUU, han mostrado lo difícil que resulta progresar en este terreno con los socios europeos. ¿De dónde viene su optimismo?

Existen buenas razones. La primera es que no partimos de cero. La UE y México firmaron un acuerdo comercial hace 16 años, el primero entre un país americano y la UE. Pero necesitamos modernizar este acuerdo para incluir áreas que no eran importantes entonces. Además, el acceso a nuestro mercado era limitado en áreas de interés para la UE, como la energía. Tengo razones para creer que podemos progresar de manera rápida, en contraste con las muy complejas negociaciones que la UE mantiene con EEUU, y el largo proceso que necesitó para cerrar un pacto con Canadá.

¿El nuevo acuerdo comercial incluirá un capítulo sobre energía, para facilitar el acceso a los recursos naturales mexicanos?

No sé si habrá un capítulo completo, pero definitivamente este sector se abrirá y será parte de la ambición de este acuerdo comercial.

¿Qué horizonte temporal tiene en mente?

Es muy difícil comprometerse con un calendario. Pero estamos en una buena posición para progresar rápido. Existe un interés en ambas partes por concluir este acuerdo durante el periodo de nuestros respectivos mandatos. Esto significa conseguir resultados antes de que el Senado mexicano se disuelva en septiembre de 2018, y antes de las elecciones europeas en 2019. Haremos lo posible para conseguir un acuerdo en este marco temporal.

¿Cuáles son las 'líneas rojas' para México?

No deberíamos empezar una negociación con líneas rojas. Estamos de acuerdo con la Comisión Europea en que debería ser un acuerdo muy ambicioso. Obviamente, existen complejidades y vulnerabilidades para algunos sectores mexicanos, como el lácteo. También sabemos que la industria cultural es extremadamente sensible para Francia.

¿Qué otras áreas difíciles prevé?

Sabremos más cuando empiecen las negociaciones el próximo 13 y 14 de junio, cuando definiremos los grupos de trabajo de las diferentes áreas. Según avancemos encontraremos las áreas que representan un mayor grado de complejidad.

Una vez se concluya este acuerdo y la Asociación Transatlántica para el Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) entre la UE y EEUU, ¿cómo interactuarán con los otros acuerdos comerciales firmados entre los mismos socios, como Nafta (EEUU, Canadá y México) y CETA (Canadá-UE)?

México ya ha declarado que una vez que modernicemos el acuerdo con la UE, y la UE y EEUU completen el TTIP, deberíamos avanzar hacia la convergencia, porque es lo que más interesa a todas las partes. Sin embargo, esto no es un sustituto para un sistema de comercio multilateral eficiente. Tenemos que seguir empujando para conseguir los compromisos de Doha, y hacer que la Organización Mundial de Comercio realmente funcione.

Hace dos años se cumplió el 20 aniversario de Nafta. ¿Qué lecciones aprendió México para incorporar a la nueva relación con la UE?

Nafta y los 11 acuerdos posteriores que firmamos trasformaron radicalmente nuestra economía. Antes, el 65% de nuestras exportaciones eran minerales y un 34% productos manufacturados. Hoy, los minerales representan sólo un 7% y la manufactura un 89%. Fue una historia de éxito que creó sectores muy dinámicos, como el aeroespacial, el de los productos médicos, las telecomunicaciones o el automóvil. Pero también tuvo sus limitaciones.

Hace 20 años no fuimos capaces de explotar todo el potencial, porque no hicimos nuestros deberes liberalizando nuestra economía para completar este proceso. Por eso, Nafta no tuvo un impacto en nuestra productividad y no vimos tasas de avance mayores. Además, dejamos de lado a las pymes y a algunas regiones del país en esta transformación. Una mejor inclusión de las pymes podría ayudar a aumentar el valor creado por los acuerdos comerciales.

¿Le preocupa que el malestar popular contra el TTIP en Europa se contagie a estas negociaciones entre México y la UE?

El hecho de que tuviéramos un acuerdo durante 16 años ayuda mucho. Estas negociaciones no serán tan controvertidas y difíciles desde el punto de vista de los intereses negociadores de Europa, ya que tenemos muchos aspectos complementarios.

México mantiene una buena relación comercial con España. ¿Qué beneficios adicionales puede traer este acuerdo a nuestro país?

Muchos, por ejemplo existen muchas restricciones a la exportación de productos españoles, como el jamón, carnes y embutidos. También existen buenas posibilidades en el campo de las contrataciones públicas. España ya tiene una presencia muy fuerte en México, con grandes constructoras, además de firmas de otros sectores, que se podrán beneficiar de este acuerdo.

¿Puede ser uno de los países que más se beneficie?

Uno de muchos. Recuerde que el sector de la energía no se incluyó en el acuerdo anterior. La desregulación del sector traerá muchas oportunidades para firmas, sobre todo del Reino Unido o los países nórdicos, que ofrecen sus servicios al sector energético. Existen muchas áreas para el optimismo.

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