
Cada vez son más las voces de economistas, expertos e incluso políticos que creen que la Eurozona debe dar un nuevo paso. Una unión monetaria sin unión fiscal ni política no puede ser sostenible a largo plazo, por lo que hay que comenzar a coordinar políticas o el euro corre el riesgo de desintegrarse. El último en sumarse a esta corriente ha sido François Villeroy de Galhau, gobernador del Banco de Francia.
Villeroy ha asegurado que la zona euro necesita urgentemente crear una institución que coordine completamente las políticas fiscales y estructurales de los países del bloque, liderada por un poderoso ministro de Finanzas con presupuesto.
Como señalan desde Reuters, dicho ministerio debería eventualmente presidir un presupuesto para el área del euro, respaldado por una administración del Tesoro, porque la falta de coordinación económica lastra el crecimiento y mantiene la vulnerabilidad del bloque como se ha visto durante la crisis.
Villeroy señala que "en la primera fase, los Estados miembros elegirían libremente unirse... en una segunda fase, este presupuesto podría convertirse en un instrumento de estabilización común, que podría financiar un conjunto bien definido de instrumentos de política, como podría ser un seguro de desempleo europeo".
"La tercera y última fase de la integración fiscal sólo se conseguiría si hay un acuerdo tanto en la financiación como en el nivel deseable de sincronización del ciclo empresarial", sentenció Villeroy en palabras recogidas por Reuters.
Otros defensores de la unión fiscal
Además de Villeroy, otros importantes economistas han defendido la creación de una Eurozona más unida y coordinada, como es el caso del célebre economista Thomas Piketty, que explicaba hace unos meses que "tenemos una moneda única pero con diecinueve deudas públicas diferentes, diecinueve tipos de interés con los que los 'mercados financieros' pueden especular libremente, diecinueve Impuestos de Sociedades diferentes que crean una competencia desenfrenada. Todo ello sin una red común de seguridad social o una sistema educativo que comparta unos estándares comunes. Esto no puede funcionar y nunca funcionará".
Para Piketty hay que dar un giro a la Eurozona, un nuevo marco en el que exista mayor igualdad y una coordinación real de los países: "Sólo una verdadera refundación social y democrática de la zona euro, diseñada para fomentar el crecimiento y el empleo, organizada en torno a un conjunto de países dispuestos a desarrollar nuevas instituciones políticas, será efectivo para luchar contra los nacionalismos que ahora amenazan a toda Europa".
Por otro lado, desde la firma de inversión Natixis se cree que "Sin federalismo en la Eurozona, la divergencia en los ingresos entre los países crecerá, lo cual se deberá en parte a las diferencias en la especialización productiva y en parte a la necesidad de reducir la demanda doméstica", con el objetivo de corregir esos déficits externos.
Si la Eurozona no se convierte en los Estados Unidos de Europa con un presupuesto federal fuerte que sirva para transferir recursos a los países que sufren shocks asimétricos, España, Grecia y Portugal tendrán que analizar otras opciones: "Salir del euro y devaluar, impagar la deuda externa denominada en euros y establecer unas condiciones fiscales muy atractivas para atraer inversión".
Otro experto que señala la falta de unión fiscal como un grave problema para la Eurozona es Nouriel Roubini, profesor de Finanzas en la Universidad de Nueva York. Este economista cree que la falta de unión fiscal ha marcado una importante diferencia entre EEUU y el área euro durante y después de la crisis financiera.
"Una de los principales desafíos de la Eurozona es la falta de unión fiscal. Una unión fiscal es algo que los estadounidenses dan por sentado y rara vez se pone mucha atención en ello. En EEUU cuando hay un shock en alguno de los estados, las transferencias fiscales del resto ayudan a amortiguar el golpe", explicaba Roubini hace un año en Economonitor.