Charlene Chu, una analista especializada en el sector bancario chino, y que se hizo famosa anticipando los efectos sobre la economía del masivo endeudamiento de las empresas, asegura que la dictadura capitalista tendrá que afrontar un rescate para digerir los préstamos en default, si quiere sacar la cabeza del marasmo.
Sólo ocho días después de que un diario oficial del partido único reconociese los peligros de la acumulación de deuda privada, Chu considera que sigue sin estar claro que el Gobierno vaya en serio cuando sugiere que va a desapalancar el sector privado y a eliminar la sobreoferta de manual que ha causado la crisis.
Chu advierte además de que el mayor peligro a corto plazo está en los vehículos de inversión que están en manos de las instituciones financieras y que no reflejan la imagen fiel del volumen -y la calidad- de la deuda en manos de los bancos. Se trata de una situación similar, recuerda, a la que desencadenó la Gran Recesión en el sector financiero de Estados Unidos en 2008.
Camino del abismo
La postura de esta analista no es una excepción. En un informe publicado el lunes, Societe Generale reconocía que los bancos chinos están expuestos actualmente a pérdidas por valor de 8 billones de yuanes (casi 1,1 billones de euros) y a un rescate público casi inevitable a la luz de la cantidad de deuda que pesa sobre el balance de las grandes empresas públicas estatales.
Poniendo cifras a la mangitud del desastre, Chu aseguraba la semana que a finales de año el porcentaje de créditos en mora o fallidos rondará un asombroso 22%, cifra que contrasta con el 1,75% que reconocen las autoridades de la dictadura capitalista.
Chu afirma que no cree que un frenazo económico sea inevitable, pero vaticina que el gigante asiático "camina hacia ese punto. Estamos añadiendo entre 10 y 20 puntos al ratio de deuda como porcentaje del PIB acada año, y eso no ha cambiado a pesar de la desaceleración en la concesión de créditos".
