
Varios bancos centrales se han introducido ya en los tipos negativos. Algunos expertos están advirtiendo de que lo que busca ser la solución puede complicar aún más el problema, sin embargo, la experiencia de Suiza con este tipo de política monetaria parece haber tenido más efectos positivos que negativos.
Como explican los expertos de UBS, "Suiza fue el primer país en introducir tipos negativos de forma profunda. El Banco Nacional de Suiza (BNS) bajó el tipo de interés sobre depósitos por debajo de cero en diciembre de 2014 para intentar mantener el tipo de cambio con el euro en 1,20 francos por euro. Pero la presión obligó al BNS a abandonar la horquilla respecto al euro, pero redujo el tipo sobre depósitos al -0,75%".
Se espera que este año sea el último de deflación en Suiza (tras cinco años de deflación) y "aunque es demasiado temprano para definir la política de tipos negativos como un éxito para Suiza, podemos concluir que como mínimo los tipos negativos no han conducido al país hacia una situación tan mala como se había temido inicialmente. Los tipos negativos han mantenido el diferencial franco/euro. Además esta política ha apoyado una depreciación gradual de la divisa suiza, a pesar de que se ha considerado al franco como 'activo refugio'".
Mientras tanto, aunque es cierto que los tipos negativos no han motivado a los agentes para sacar su dinero masivamente de los depósitos y utilizarlo (para invertir o consumir), si que las perspectivas son ahora mejores, y es que una pequeña parte de los depósitos se han convertido en efectivo. Pero sin duda, el mayor logro de esta política ha sido "ayudar al franco suizo a detener la fuerte apreciación a la que se expuso en enero de 2015".