
El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, aseguró ayer antes de la reunión de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) que lo más importantes para España en este momento "es el crecimiento?, por encima de ?una, dos o tres décimas" de déficit. Guindos, que se definió como ortodoxo en política económica, aseguró que nuevos ajustes afectarían a nuestro país "a corto plazo". Y eso impactaría en el PIB. "Si crecemos a un 2 por ciento en vez de al 3,5, el déficit se nos irá seis o siete décimas este año", advirtió.
La volatilidad de los mercados se ha convertido en un arma de doble filo en el renacido debate en torno a las reglas fiscales de la UE, que han vuelto a poner sobre la mesa España, Italia y Portugal, y Francia a cierta distancia. Pocas horas después de que el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, recurriera a las turbulencias para justificar "mano firme" en el timón de los ajustes, Guindos quiso mandar un mensaje cargado de intención a sus socios: hay que proteger el avance español del PIB.
España está lejos de cumplir con la reducción del déficit por debajo del 3 por ciento del PIB a finales de este año, tal y como le había fijado Bruselas. Para evitar los 8.000 millones adicionales en recortes o impuestos que le piden sus socios, España juega tres cartas a su favor.
La primera es la "velocidad de crucero" de la economía española, de la que Guindos volvió ayer a presumir, al subrayar que "es factible" que se crezca al 3,5 por ciento este año. Según explicó, cada punto adicional de crecimiento representa un 0,6 por ciento de ajuste de déficit, por lo que seguir así garantizaría cumplir con Bruselas. Este crecimiento ha contribuido a que España estabilice la deuda pública en 2015 por primera vez en crisis.
En segundo lugar, España podría beneficiarse del empuje del enérgico Matteo Renzi, que también se ha embarcado en una cruzada contra el "pacto de la estupidez".
Por último, PP, PSOE y Ciudadanos ya han unido fuerzas para intentar exprimir la interpretación más flexible de las reglas fiscales que introdujo la Comisión hace un año. Para ello, esperan arrancar algo de margen con la promesa de presentar nuevas reformas estructurales, gobierne quien gobierne.
Sin embargo, la batalla este próximo mayo se antoja dura. Será entonces cuando se contará con los datos verificados por Eurostat de 2015 y España habrá enviado sus planes fiscales a Bruselas.
España lo tiene difícil
El crecimiento económico español será difícil que mantenga esta velocidad en un entorno que empeora por semanas, con señales peligrosas ya en la eurozona como la caída de la producción industrial en las grandes economías. Además, Bruselas mantendrá un tono más duro con España que con Italia, ya que la segunda se encuentra en el más laxo brazo preventivo del pacto de estabilidad por tener su déficit por debajo del 3 por ciento. La Comisión, además, no considera suficiente la presentación de nuevas reformas para extenderle el calendario del déficit.
Según recordaron fuentes comunitarias ayer al elEconomista, para los países incumplidores el anuncio de reformas sólo se tendrá en cuenta al valorar "la duración" de la prórroga, pero no al decidir si se otorga la extensión.
El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, subrayó ayer que al no cumplir con el déficit nominal, a España se le juzgará el esfuerzo estructural. Es precisamente el que UE y FMI observan que ha perdido fuelle, dado que nuestro país ha aparcado las reformas al beneficiarse del petróleo barato o los bajos tipos de interés.
Guindos señaló ayer que el esfuerzo estructural ?es un concepto debatido? incluso entre los economistas, por eso insistió en que "el elemento central" para cumplir con los objetivos es el crecimiento.Casi dando la réplica minutos después tras el Ecofin, Dombrovskis aprovechó una pregunta sobre Italia para subrayar que "en una fase de volatilidad en los mercados, lo que es muy importante es garantizar la estabilidad financiera y una posición sólida de las finanzas públicas".