
El portavoz del Gobierno griego ha defendido que pueden ser necesarias no más de 48 horas para alcanzar un acuerdo con sus acreedores, ya con el "no" del pueblo griego a la anterior propuesta sobre la mesa. Pero el tiempo que tenga Grecia para negociar con Bruselas lo marcará, sobre todas las cosas, una institución europea: el Banco Central Europeo.
Alexis Tsipras lo sabe bien, y tras el referéndum trató de enviar un mensaje a Draghi pidiéndole que no detenga el reloj: "Estoy seguro de que el BCE comprende la situación de la crisis humanitaria que vive el país".
La institución monetaria ha querido esperar a este lunes para tomar una decisión sobre la línea de crédito de emergencia que ha puesto a disposición de la banca por un importe de 89.000 millones de euros. Esta ha sido elevada en varias ocasiones, pero en la última reunión de urgencia, la institución prefirió dar el primer aviso, al mantener pero no elevar esa cuantía.
Un dinero que no solo es finito (la patronal de los bancos griegos ha reconocido que el colchón actual es de 1.000 millones), sino que además tiene una fecha de caducidad: el 20 de julio, cuando Grecia deberá realizar el pago de 3.500 millones de euros al BCE. No hacerlo, supondrá cortar el cordón umbilical a través del cual se alimenta de forma única su sistema financiero: la línea de crédito de emergencia de la institución monetaria.
Grecia pedirá más al BCE
Ya con las urnas recién cerradas, el portavoz del Gobierno griego insistió en una cadena de televisión del país en que el Banco de Grecia solicitaría esa misma noche liquidez adicional al BCE a través del mecanismo de emergencia (ELA). "Hay argumentos válidos a favor de una mayor financiación del ELA", apuntó Gabriil Sakelaridis. Argumentos que, desde el Banco Central Europeo no están tan claros.
Al menos, así lo dejó caer el propio vicepresidente de la institución monetaria, Vitor Constancio un par de días antes del referéndum: "Si el resultado es "no", será más difícil que se alcance un acuerdo. Y eso tendría consecuencias para nuestro análisis y decisiones a la hora de avanzar", dijo Vitor Constancio, el vicepresidente del BCE.
Lo que está claro es que la institución monetaria tiene entre sus manos una decisión clave y, más que nunca, con tintes políticos y con la reunión del eje franco-alemán -Hollande y Merkel se reúnen este lunes por la tarde- como telón de fondo.
Si decide mantener el ELA en los niveles actuales, la banca griega sentirá más que nunca la asfixia, cuando se agote la liquidez. Si, por el contrario, Mario Draghi anuncia al mundo un mensaje similar al que lanzó en julio de 2012 (el famoso haré todo lo que sea necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente), Grecia contará con una prórroga para llegar a un acuerdo.
El euro pierde los 1,10 dólares
La primera reacción por parte de los mercados al referéndum griego se pudo ver antes de la apertura de las bolsas del lunes. El euro perdía un 1% contra el dólar, cayendo de 1,11 dólares hasta los 1,099 billetes verdes. Varios bancos de inversión comenzaron a intensificar sus previsiones de que el resultado del domingo implique una salida de Grecia de la eurozona. La Oxford Economics considera que esa probabilidad se ha elevado del 67% al 85%, UBS la eleva hasta el 70% y JPMorgan trabaja ahora con el Grexit como escenario base.