
El cruce de palabras continúa para intentar salvar a Grecia. Desde las autoridades europeas se apela a la responsabilidad del Gobierno eleno para que acepte las propuestas de la CE, el BCE y el FMI, mientras que Atenas reclama a Alemania que abra la mano para que los griegos no se ahoguen. Hoy, Yanis Varoufakis se reunirá con Wolfgang Schäuble en Berlín.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, pidió ayer a Syriza que dé el visto bueno al plan de reformas para desbloquear la ayuda, un proyecto que calificó de "mano tendida" porque la Unión Europa está dispuesta, a su juicio, a que ofrecer facilidades para que Grecia salga adelante. Eso sí, Schulz destacó remarcó que en declaraciones a un medio alemán que el país debe cumplir sus compromisos.
La petición del mandatario germano tuivo su réplica. El ministro Yanis Varufakis reclamó a Angela Merkel que pronuncie un "discurso de esperanza" para facilitar la recuperación económica. El político griego, que recordó el Plan Marshall, pidió a la Canciller emular el discurso del secretario de Estado de los Estados Unidos, James F. Byrnes, en 1946 para dar a Alemania una posibilidad tras la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, se reúne hoy en Berlín con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, ha indicado a Efe una portavoz del ministerio germano. Tras el encuentro no está previsto que los ministros comparezcan ante la prensa, explicó el portavoz alemán. Y el miércoles Merkel, junto al presidente francés, Francois Hollande, se reunirán con el presidente griego, Alexis Tsipras, para acercar posturas sobre el plan financiero del país heleno.
Qué está sobre la mesa
En un último intento final por salvar la negociación, los líderes de la UE, liderados por Merkel, han volcado todo su capital político para presentar una propuesta en la que recortan drásticamente el ajuste fiscal al 1% del PIB de superávit primario (frente al 3% actual) para este año, que aumentará un punto porcentual anualmente hasta quedarse en el 3,5% en 2018.
Las demandas de la UE y el FMI se mantienen firmes en el IVA (tipo reducido del 11% para comida, medicina y hoteles; y un de tipo general 23%), pensiones (piden un ajuste del 0,5%, que implica recortar los complementos a los pensionistas con menos ingresos, entre otras vueltas de tuerca) y mercado laboral (mantener las reformas de la negociación colectiva, y no subir el sueldo mínimo).
La oferta de los acreedores internacionales ha tensado al máximo la unidad entre los europeos, hasta tal punto que los rumores de una dimisión del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, el abanderado de los "halcones", han crecido por discrepar con la rebaja ofrecida por su 'jefa' Merkel. A pesar de ello, Tsipras descartó la propuesta sin miramientos al considerarla "irrealista y absurda" el pasado viernes ante su parlamento. Horas antes pospuso un pago de 300 millones de euros al FMI aprovechando un vericueto legal de la institución que tan solo había usado Zambia en el pasado.
Tsipras mantiene su programa de máximos intacto, insistiendo que no recortará las prestaciones a los pensionistas con menos recursos, que no subirá el IVA a las medicinas un 5 por ciento, clama que restaurará la negociación colectiva anterior a la llegada de la troika, y quiere un objetivo fiscal aun más bajo del 0,6 por ciento para este año, además de un paquete para recuperar el crecimiento y, lo que continúa siendo un tabú para los europeos, una quita a su deuda que la reduzca al 93 por ciento del PIB en 2020 (frente a más del 180 por ciento.
La última palabra
Incluso si el Ejecutivo de Tsipras y los representantes de la Comisión Europea, el BCE y el FMI consiguen pulir los detalles de un acuerdo antes de mediados de este mes, las concesiones por uno y otro lado pueden encasquillares en las alas extremas de cada lado. En el campo de los prestamistas, el parlamento del principal contribuyente al rescate, el Bundestag alemán, puede bloquear el desembolso a los griegos. Numerosos miembros de la CDU de Merkel, y su socio, la CSU, no están contentos con las concesiones ya realizadas, y muchos más podrían sumarse a la fila de los críticos si los europeos continúan cediendo.
El FMI ya se mostró insatisfecho con el primer bosquejo que dio Grecia el pasado 23 de febrero, y fuentes europeas han temido que podría caerse del acuerdo si no mantienen la presión, sobre todo en pensiones. Por el lado griego, alrededor de un tercio de Syriza rechaza cualquier tipo de ajuste, por lo que Tsipras podría tener muchos problemas para conseguir una mayoría parlamentaria si no busca el apoyo de otros partidos.
Las alternativas
Si el bloqueo continúa, o el programa resulta imposible de digerir para el gobierno de Syriza, Tsipras podría convocar elecciones, lo que podría derivar en un referéndum sobre la permanencia en el euro. En colisión entraría el deseo de los griegos de permanecer en la moneda única, con las condiciones que precisamente quisieron eliminar votando mayoritariamente a Syriza.
La convocatoria de unas elecciones además retrasaría aun más el desembolso de los fondos que tan urgentemente necesita Grecia para evitar la quiebra, como advirtió el líder de la oposición y anterior primer ministro, el conservador Antonis Samaras. Si los griegos no desbloquean los 7.200 millones que quedan en su rescate antes del 30 de junio, y no consiguen fondos adicionales (por ejemplo de la partida para sanear al sistema bancario), Grecia será incapaz de pagar 1.600 millones de euros al FMI a finales de este mes, y casi 8.000 millones de euros al BCE en julio y agosto.