
Mucho se ha escrito en los últimos tiempos sobre los resultados de las elecciones municipales en España, y de cómo la irrupción de nuevos partidos, especialmente Podemos, inquieta a los mercados internacionales en general y a la City londinense en particular. Sin embargo, el diario de referencia allí, el Financial Times, asegura que este nuevo escenario puede ser "una bendición".
En un artículo firmado por su corresponsal en Madrid y titulado La fracturación política en España puede ayudar a limpiar sus instituciones, el FT analiza el surgimiento que han tenido tanto Podemos ("extrema izquierda") como Ciudadanos ("centro"). Aunque reconoce que surgen muchas incógnitas ante una situación política inédita en España, ve un lado positivo en la fractura del bipartidismo que ha controlado los resortes de poder desde la Transición.
El rotativo también reconoce que esta nueva situación puede generar problemas y dudas, minimiza los riesgos de la posibilidad de que no haya una clara mayoría que sustente un gobierno y que un ejecutivo débil no sea capaz de afrontar una hipotética nueva crisis en la Eurozona. De hecho, resalta el lado positivo de la nueva era.
Menos control de las instituciones públicas
"Tomemos el estado de las instituciones públicas españolas, ampliamente descreditadas. Durante la mayor parte de la historia reciente, cada gobierno ha sido capaz de imponer sin esfuerzo su autoridad en ramas clave del estado: desde el banco central a la judicatura, pasando por los reguladores e incluso la televisión pública", critica el diario británico.
Los partidos tradicionales, cada vez que ganaban unas elecciones, podían hacer y deshacer sin muchas dificultades. "Muchos de los burócratas, reguladores, jueces, fiscales y periodistas han hecho un trabajo admirable, pero hay ejemplos incontables en los que las instituciones a las que pertenecían no han logrado mantener la distancia necesaria respecto al gobierno de turno, ya fuera de derechas o de izquierdas, en las comunidades autónomas o a nivel nacional", continúa.
Asimismo, el partido en el Gobierno era capaz de imponer en el Parlamento sus iniciativas legislativas sin problemas, muchas veces con reales decretos, y bloqueando los comités de investigación. De hecho, recuerda el diario, hasta ahora no habido ninguna comisión parlamentaria en el Congreso que se haya dedicado a investigar los escándalos de corrupción que están zarandeando el mapa político español y que haya examinado las causas y consecuencias derivadas de ello.
La estabilidad y el deseo del votante
Ante la situación, muchos líderes parece que ven la fragmentación política como una consecuencia "involuntaria" de la frustración de los votantes y entienden el enfado, pero "asumen que no hay deseo de que España caiga en la ingobernabilidad. Una idea que ha generado un particular nuevo discurso: vota por nosotros por el bien de la estabilidad política", añade.
Y el Financial Times concluye con un dardo a los partidos tradicionales, ya que considera esta interpretación de los resultados es errónea, y que realmente los españoles han querido castigar la situación actual en las urnas.
"Este argumento puede empezar a resonar, especialmente si algunas comunidades no consiguen formar gobierno. Pero parece más probable que los votantes españoles sepan perfectamente lo que hacen. De hecho, las encuestas recientes no muestran ningún síntoma de que el electorado tema la fragmentación o la inestabilidad política. Los votantes saben que sus decisiones van a traer parlamentos fragmentados, gobiernos de coalición y un sistema en el que poder esté más disperso. Y puede que eso sea lo que les guste".