Cumplir los topes de déficit público exigidos a España por Bruselas de aquí al año 2017 supone un enorme esfuerzo de ajuste en las cuentas nacionales. Sin ir más lejos, este mismo año nuestro país debe rebajar su desvío presupuestario desde el -5,68% del PIB con el que cerró 2014 hasta el -4,2% fijado para el presente ejercicio.
Es decir, hace falta una reducción de 1,48 puntos porcentuales del PIB, que en millones contantes y sonantes equivalen a limar alrededor de 14.800 millones del Presupuesto (cada punto de PIB son unos 10.000 millones de euros).
En 2016, la magnitud del esfuerzo fiscal será similar, pues nuestro país se ha comprometido a achicar el déficit hasta el -2,8 por ciento del Producto Nacional Bruto, lo que implica que el año próximo habrá que ajustar otros 14.000 millones de euros (1,4 puntos del PIB).
Para hacerse una idea de lo que cuesta lograr esa consolidación fiscal, basta con ver que en 2014 el déficit del sector público disminuyó tan sólo en 0,65 puntos del PIB (pasó desde el -6,33 por ciento en 2013 al -5,68+ por ciento a finales de diciembre pasado), esto es, alrededor de 6.500 millones. Y eso, con el viento a favor del crecimiento económico, las cifras de empleo al alza y el repunte de la demanda interna.
El Gobierno confía en no imponer más recortes este año, y que aun así las cuentas de déficit encajen según lo previsto, gracias al aumento de ingresos tributarios; a las mejores condiciones de financiación exterior; al ahorro en intereses de la deuda por la bajada de la prima de riesgo; a la caída del precio del petróleo; y a la depreciación del euro.
Pero los expertos avisan de que al ser 2015 un año electoral el gasto puede dispararse y desbaratar esas proyecciones.
Pesado fardo autonómico
No obstante, persiste el temor a que España incumpla sus próximos techos de déficit, aunque los analistas privados e internacionales minimizan el virtual desfase. Entre los que dudan se halla la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que avisa de que España incumplirá el -4,2 por ciento de déficit en 2015 por el descontrol de gasto de las autonomías, así como por los fondos de la Seguridad Social, "cuya expectativa de mayores ingresos por la mejora de la afiliación no se está cumpliendo".
En el caso de las autonomías, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, admite que incumplieron el -1 por ciento de déficit en 2014 (acabaron en el -1,66 por ciento) por "un incremento de sus costes financieros derivado de sus propios déficits y de los programas de liquidez". Para este año, las autonomías tienen un techo de déficit conjunto menor: -0,7 por ciento del PIB.
Segundos del euro por déficit
El ministro Montoro también reconoce el problema de la Seguridad Social que apunta la AIReF: el gasto del Sistema crece a un ritmo del 5 por ciento y sus ingresos se ven lastrados por la pérdida de empleo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se cuenta asimismo entre quienes vaticinan que nuestro país rebasará el déficit, este año y el próximo. En detalle, augura que el desfase será del -4,3 por ciento del PIB en 2015 y -2,9 por ciento en 2016; en ambos casos, una décima más del techo fijado por Bruselas.
Y es que los apuros de España para reducir el agujero en sus cuentas no son nuevos. De hecho, la oficina de estadísticas europea (Eurostat) sitúa a nuestro país como el segundo con mayor desfase presupuestario de Europa. Y eso, sin contar las ayudas a la banca, que no computan en el procedimiento sancionador por déficit excesivo. Sólo el intervenido Chipre, con un desvío fiscal del -8,8 por ciento del PIB, tuvo peores datos el año pasado.
Con todo, Bruselas ha aprobado la senda española de consolidación fiscal, ya que en 2014 se cumplió el margen extra de déficit exigido (el -5,8 por ciento del PIB).
Tijeretazo a los gastos
Ajustar el déficit es imperativo, y para ello hay que buscar un mayor equilibrio entre ingresos y gastos. Respecto a los primeros, las expectativas son poco halagüeñas, pues el Gobierno prevé que la recaudación fiscal suba apenas 0,3 puntos porcentuales del PIB este año (unos 3.000 millones de euros) y 0,1 puntos en 2016 y 2017.
Estos datos, publicados por el Tesoro, apuntan a que el gran ajuste del déficit exigirá un importante recorte de gastos, ya que por la vía de los ingresos se tiende a la atonía. Más en concreto, haría falta disminuir el gasto en 1 punto del PIB este año y en 1,3 puntos el próximo.
El propio Tesoro, en su último boletín, explica que entre 2014 y 2017 el Gobierno de Mariano Rajoy prevé un recorte acumulado del gasto de cuatro puntos porcentuales del PIB, que se lograría mediante la ganancia de eficiencia de las Administraciones Públicas.