
La Reserva Federal (Fed) volvió a dar una lección este miércoles de su manejo de los tiempos y los mensajes entre líneas. En su comunicado de apenas 560 palabras (la presidenta de la entidad sólo comparece ante la prensa en las reuniones de final de trimestre) dejó claras sus intenciones. Tenía que destapar la caja de Pandora de la primera subida de los tipos de interés de la crisis sin asustar al mercado. Y lo consiguió.
Para empezar, abrir la tapa: por primera vez en casi nueve años, el mercado ya no tendrá la certeza de que en la siguiente reunión no se producirá una subida de tipos. Es un cambio significativo que permite recuperar cierta normalidad en la comunicación de la política monetaria. Desde el fin del programa de compra de bonos (el QE3), la entidad tranquilizaba al mercado con promesas de que no aplicaría medidas restrictivas en las reuniones posteriores, pero esta garantía desapareció del comunicado de este miércoles.
En definitiva, la primera subida de tipos de la entidad desde el estallido de las subprime podría llegar ya en la reunión de junio. Lo normal hubiese sido que los nervios en los mercados se hubiesen disparado, pero la Fed también quiso cortar todo resquicio de volatilidad. Para ello, empleó un discurso prudente, más que el de la reunión de marzo, apoyándose en la debilidad de los indicadores macroeconómicos de los últimos meses. "Los datos sugieren que el crecimiento económico se frenó durante el invierno, en parte como reflejo de factores transitorios", indicó en su comunicado.
El mal dato del PIB del primer trimestre, publicado este miércoles, también contribuyó a templar los nervios de los inversores. De hecho, después de la reunión, la bolsa limitó su caída y los bonos moderaron la subida de su rentabilidad. Misión cumplida para los señores del dinero: el mercado ya no vive sólo de promesas, pero la volatilidad sigue contenida.
Uno de los grandes ausentes en el comunicado fue el dólar, pero se intuyó su presencia entre líneas. La entidad reconoció que los precios siguen por debajo del objetivo del 2%, pero cree que volverán a acercarse a medida que se pasen los "efectos transitorios de la caída de la energía y de los precios de importación", señala en el comunicado. En otras palabras, considera que el efecto deflacionista de la fortaleza del dólar se disipará en los próximos meses, lo que refleja que no ve una caída mucho mayor del billete verde. "El Comité (FOMC) continuará vigilando la inflación", sentencia, e insinúa que vigilará el tipo de cambio.