
Hoy se ha reunido el Eurogrupo en Letonia y, como es habitual, la crisis de Grecia ha sido el foco de atención. Podría decirse que la variación de la situación, semana a semana, es mínima, aunque en la reunión de hoy se ha apreciado un aumento de la tensión. Los líderes europeos empiezan a estar cansados de las largas del Gobierno griego y así se lo han expresado hoy, agriamente, a Yanis Varoufakis, el ministro de Finanzas heleno. Varoufakis suaviza el tono con la troika: Grecia está "deseosa" de realizar reformas.
Varoufakis ha sido duramente criticado por sus colegas, que han manifestado la creciente frustración ante su constante negativa a entregar la lista de medidas y reformas que solicitan los socios europeos como condición para desbloquear el último tramo de 7.200 millones de euros del rescate.
Según indica Bloomberg citando a fuentes cercanas con las conversaciones, los ministros de Finanzas de la zona euro han espetado a su compañero heleno que la forma en la que está conduciendo las negociaciones es "irresponsable" y que les está haciendo "perder el tiempo", además de tildarle de "jugador" y "aficionado".
Tal ha sido el ataque, de acuerdo con las citadas fuentes, que los representantes del Gobierno griego presentes en el Eurogrupo se han quejado por la "atmósfera hostil" que ha dominado el ambiente durante el encuentro. De hecho, las críticas no han sido dirigidas solo hacia Varoufakis. "Si sigues a los medios, en los últimos días lo que escuchas una y otra vez es que 'Tsipras dice' y 'Tsipras piensa', por lo que parece que la cuestión se ha trasladado al nivel de los líderes", señaló el ministro austriaco de Finanzas, Hans Joerg Schelling, quien ha demandado "muy urgentemente" a Grecia que aporten una solución.
Dijjselbloem reconoce las críticas
"Seré bastante franco: ha sido una discusión muy crítica", ha dicho el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, al ser preguntado por si los ministros habían atacado a Varoufakis durante la reunión de Riga por la falta de progresos en las negociaciones.
"Esperábamos escuchar resultados positivos y un acuerdo sobre el que decidir, y todavía estamos muy lejos de eso. Así que sí, fue una discusión muy crítica y hubo una gran sensación de urgencia en la habitación", ha resaltado Dijsselbloem.
Por su parte, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, se ha hecho eco de la "frustración" que las tácticas negociadoras del nuevo Gobierno heleno de Syriza han provocado en las instituciones de la troika y ha dicho que durante la reunión los ministros han puesto de manifiesto sus "dudas", "incertidumbres" y "sentido de urgencia".
"Ha sido un toque de atención importante al Gobierno griego de que esto hay que plantearlo, tanto desde el punto de vista de contenidos como desde el punto de vista de formas, de un modo distinto", ha señalado Guindos.
Varoufakis ha contestado a las críticas que "si hay una forma de hacer este proceso más eficaz y menos difícil, estamos abiertos a sugerencias", pero ha rechazado de plano que se vuelva a las antiguas misiones de la troika a Atenas. "A lo que nos resistiremos, no por razones dogmáticas sino porque pensamos que no funciona, es la idea de regresar a un proceso que fracasó tan miserablemente en el pasado", ha dejado claro.
El dinero que no llega
Después este intercambio de acusaciones, el Eurogrupo ha sido incapaz de acordar cómo podrían acelerarse las negociaciones y lo ha dejado en manos de la troika, según fuentes europeas. Tampoco se ha fijado un nuevo plazo para llegar a un acuerdo, aunque Guindos ha mencionado la próxima reunión prevista para el 11 de mayo.
Tras varios meses de desencuentros, las negociaciones entre Grecia y la troika, formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y rebautizada como 'grupo de Bruselas', se han intensificado, pero persisten diferencias significativas en algunas áreas.
El propio primer ministro heleno, Alexis Tsipras, ha explicado que los puntos de desacuerdo son la reforma laboral, las pensiones, la subida del IVA y las privatizaciones y ha dejado claro que las discrepancias son políticas y no de carácter técnico, ya que Atenas quiere acabar con la imposición de austeridad que considera impuesta por la UE.
Pero las líneas rojas de Atenas representan un escollo que Bruselas no está dispuesto a dejar pasar. Dijsselbloem ha vuelto a insistir hoy en que persisten "amplias diferencias" en las negociaciones con Grecia que deben ser superadas para que el país reciba más dinero. De nuevo, el presidente del Eurogrupo ha reclamado una lista completa de reformas que deben recibir una "aprobación global", por lo que Grecia debe intensificar y acelerar los trabajos para lograr el pacto.
Este mensaje ha sido respaldado por el resto de ministros de Finanzas de la zona euro, dentro de su "exasperación" por la falta de progresos en las negociaciones. Otro de los portavoces del rechazo a las exigencias griegas, el alemán Wolfgang Schäuble, recordó que "el tiempo no es infinito y que es importante avanzar".
En la misma línea se manifestó el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, quien enfatizó que "hay un sentido de urgencia y el tiempo se nos acaba" y recordó que los términos que piden los socios europeos son los que se acordaron en el Eurogrupo del pasado 20 de febrero.