Economía

El petróleo y el euro, las dos grandes amenazas para la débil recuperación de la Eurozona

  • "Un repunte no debe ser confundido con renacimiento", según The Economist

Cuando todo parece apuntar a que la reactivación económica de la zona euro se asienta y, cortesía de Mario Draghi, la bonanza se acompaña también en el mercado de renta variable y en el de renta fija, surgen las voces contrarias para llamar a la cautela. La publicación The Economist se enfunda este rol para advertir de que dos de los principales aliados de la reciente mejora de la UE, el euro y el petróleo, pueden volverse en su contra más pronto que tarde.

Cada vez son más los indicadores que evidencian el cambio de tendencia que se está experimentando en la región comunitaria. Datos sobre el sector minorista y manufacturero hablan de repunte del negocio y también de creación de empleo, lo que por ejemplo en España viene acompañado de una reducción del paro. Y de forma más o menos constante, casas de análisis, economistas e instituciones oficiales anuncian revisiones al alza de sus previsiones económicas. Es el caso de la Comisión Europea (CE) el pasado mes de febrero o del Banco Central Europeo (BCE) en marzo.

Así las cosas, The Economist reconoce que puede parecer "grosero menospreciar los signos de perspectivas más brillantes". Sin embargo, destaca que se trata de una recuperación leve y de paso lento, y que la euforia que parece inundar los mercados está yendo "demasiado lejos". La salida de la recesión es un hecho, pero las cifras no son para tirar cohetes. En el cuarto trimestre de 2014 la economía del euro creció el 0,3% intertrimestral y un 0,9% interanual. Y venía de registrar un avance del 0,2% intertrimestral entre julio y septiembre. En contraste, el Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU experimentó en el cuarto trimestre de 2014 una expansión anualizada del 2,2%.

"El crecimiento (de la zona euro) ha sido tan inconsistente que apenas merece ser llamado así. La excitación provocada por un avance de solo el 0,3% (...) cuenta su propia historia de expectativas encogidas", indica el artículo.

Las amenazas

En este contexto, la debilidad de la recuperación la hace vulnerable al más mínimo empeoramiento de las condiciones y esto es lo que cree The Economist que va a suceder. La primera fuente de problemas será el petróleo. La bajada de precios que registra desde hace meses ha contribuido a aliviar la presión sobre el bolsillo de los consumidores y sobre las cuentas de resultados de algunas empresas. Sin embargo, el efecto positivo que ha tenido sobre la economía apunta a un fin próximo, concretamente, antes de que acabe este año, según asegura el artículo. "Este estímulo se desvanecerá a final de año y se dará la vuelta cuando el petróleo se encarezca de nuevo", destacan.

El segundo foco de zozobra es el euro. Al igual que el oro negro, la moneda única ha caído de forma pronunciada en los últimos meses. Para las empresas exportadoras europeas esto ha sido un revulsivo que ha contribuido a elevar sus cifras de ventas. Sin embargo, The Economist señala que esta depreciación de la divisa no va a tener mayor continuidad y que, a largo plazo, será prioritario para estas firmas lograr crecimiento en sus mercados de comercio. Y, volviendo a las proyecciones de crecimiento en base a los datos antes mencionados y teniendo en cuenta la fortaleza económica de países eminentemente exportadores como China o EEUU, las perspectivas no son tan favorables, ya que "lo ideal sería que la recuperación también se basa en la fuerte demanda dentro de la zona del euro".

A estos dos factores capitales The Economist añade el de la situación de la banca, que no termina de recuperarse, y la escasa concesión de crédito, consecuencia de lo anterior. Así, aunque consideran que el nuevo programa de estímulo del BCE que se puso en marcha en marzo seguirá insuflando optimismo y liquidez a los mercados y al sector financiero, no acabará por trasladarse al sector corporativo en la medida suficiente para cubrir su necesidad de financiación.

Además, enumera la deuda excesiva, el bajo crecimiento de la productividad, así como la deflación y el envejecimiento de la población como otras de las amenazas a las que la eurozona se enfrenta a medio y largo plazo. "Anque sea bienvenido, un repunte no debe ser confundido con un renacimiento", concluye.

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