
La tecnología está cambiando todo. La economía, la sociedad, las inversiones, las decisiones, el impacto de la inflación, etc. El contexto es otro y parece que va a beneficiar a todo el mundo.
Rick Rieder, director gerente de Blackrock, pone como ejemplo un smarthphone. Este único dispositivo contiene lo que hace unos años hubiera supuesto la compra de doce o más artículos diferentes: cámara, GPS, reproductor de música, etc. Todo a un precio asequible, el ahorra salta a la vista para el consumidor.
Y que según este ejecutivo la tecnología ha revolucionado la economía de una forma asombrosa: ha creado transparencia en los mercados, lidera las 'guerras' de precios, reduce los costes laborales, mejora la distribución y la logística, crea eficiencias en la producción de múltiples formas, permite el desarrollo de empresas pequeñas y mejora los estándares de vida.
Un buen ejemplo de como beneficia la tecnología a nuestro bolsillo de forma directa se puede ver en el mercado de petróleo. La tecnología ha permitido que un país como EEUU sea a día de hoy casi el mayor productor de petróleo gracias a la técnica del 'fracking', que permite extraer petróleo del subsuelo recursos no convencionales (petróleo y gas) de forma rentable.
Las mejoras tecnológicas han permitido mejorar la viabilidad de la extracción de este tipo de recursos, las reservas probadas han aumentado, la oferta de crudo también y los precios se han desplomado. La tecnología ha permitido que la gasolina sea más barata. El poder adquisitivo de los consumidores se ha elevado sin necesidad de un aumento salarial.
De esta forma se han mejorado los estándares de vida de los consumidores. Este ejemplo se puede extrapolar a otros muchos sectores en los que gracias a la tecnología se han reducido los costes de producción influyendo en el precio final de los bienes y servicios que se producen.
La tecnología permite hacer más con menos, hace las cosechas de cereales más productivas, se fabrican coches más rápido y a menor precio, se gana en eficiencia en rutinas diarias, etc. Todo ello lastra el crecimiento de los precios pero aumenta los niveles de vida de la población. Quizá la política monetaria ya no sea tan importante, quizá la Fed o el BCE se hayan convertido en algo secundario dentro de un cambio estructural provocado por la revolución tecnológica.